¤ Con la pérdida del artista ''muere un mundo entero'', dice Jodorowsky


Homenajes a Paz y Nietzsche, entre la obra final de Alberto Gironella

¤ El pintor dispuso absoluta discreción para sus funerales

Merry Mac Masters * Esto es gallo fue el nombre que Alberto Gironella atribuyó a una de sus exposiciones. El lunes 2 de agosto el gallo dejó de cantar. El pintor de 69 años falleció a las 20:45 horas, víctima de un cáncer generalizado, en la casa de un amigo, José Luis Cortés, en San Angel. Los últimos 27 años de su vida los pasó en Valle de Bravo, estado de México. Por disposición suya, las ceremonias fúnebres se efectuaron con absoluta discreción e intimidad.

De acuerdo con su hijo Emiliano, el artista dejó estipulado en su testamento la creación de un fideicomiso con carácter de fundación para salvaguardar su obra y dejar su casa como museo, biblioteca, archivo y lugar de promoción cultural en el estado de México. Emiliano, quien también es pintor, dijo que su padre tenía proyectada una exposición para el próximo septiembre en la Casa Lamm. Se trata de la muestra Potlacht, un homenaje plástico a Octavio Paz, conformada por un óleo collage, nueve cajas y una selección de textos del poeta hecho por el pintor, que se originó en el Festival Internacional Cervantino de 1998, y durante abril y mayo se exhibió en la Pinacoteca Diego Rivera de Jalapa, Veracruz. Para la exhibición de la Casa Lamm también se incluirá la última obra del pintor, un autorretrato como ''fayum".

Asimismo, el artista tenía pendiente una exposición de ilustraciones sobre las novelas Bajo el volcán, de Malcom Lowry, y Tirano Banderas, de Ramón del Valle-Inclán, para el próximo noviembre en la Fundación Cultural Círculo de Lectores, de Barcelona, España, en donde también se incluiría a Potlacht.

Por otra parte, Emiliano indicó que se empieza a preparar, con miras al 2000, una gran exposición de su padre que iría acompañada por un libro. Los únicos trabajos monográficos que sobre el artista existen son Gironella, de Edouard Jaguer (Era, 1964), y un texto homónimo de Rita Eder (Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 1981). Su progenitor, agregó, también dejó inédita una serie realizada para el centenario de la muerte del filósofo alemán Friedrich Nietzsche que se efectuará el año entrante, y que trabajó con el editor Hans Mainke.

Para la exposición antológica Esto es gallo, que Alberto Gironella presentó en el Museo Rufino Tamayo, en 1984, el artista preparó una breve introducción sobre sí mismo, en la que el oriundo de la colonia Santa María la Ribera se dijo ''hijo de mercader catalán y de dama yucateca". Subrayó el hecho de que su nacimiento había coincidido con el segundo manifiesto del surrealismo, la película de Salvador Dalí y Luis Buñuel, Un perro andaluz, el crack de Wall Street y el invento de la Coca-Cola.

Desde pequeño adquirió el gusto por las letras y la plástica. Empezó a leer en el libro bilingüe (castellano-catalán) Auca del noi catalá, ilustrado por Catalá Roca. La primera frase que descifró fue ''no pasarán". Recibió su primera caja de acuarelas de manos del escritor y periodista Antonio Zozaya, a los diez años. En 1948 fundó la revista de literatura y arte Clavileño, tres años después la publicación literaria Segrel, de la cual sólo se editaron dos números. Para entonces ya estudiaba letras españolas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue la época en que comenzó a escribir su novela Tiburcio Esquirla.

Con Buñuel, amistad entrañable

No obstante su inclinación literaria, en 1952 Gironella fundó la Galería Prisse, de corta vida, con los pintores Héctor Xavier y Vlady. Su primer cuadro fue inspirado en la obra La condesa de Uta. En 1956 fundó la Galería Proteo y pintó sus primeros retratos de Emiliano Zapata y Porfirio Díaz (Tirano Banderas). Formó parte del movimiento conocido como de la ''ruptura", junto con Vlady, Enrique Echeverría, Héctor Xavier, José Luis Cuevas, Fernando García Ponce y Manuel Felguérez. Su primer cuadro de la Reina Mariana es de 1959, y fue pintado en Nueva York. Al año siguiente ganó el Premio de la Unión Mediterránea de Arte en la Primera Bienal Internacional de Joven Pintura, en París.

Gironella fue un hispanista consumado. En 1961 viajó por primera vez a Europa y en Madrid vio una gran exposición de Velázquez. No sólo fue adorador de los pintores en torno de la corte de Felipe IV, sino que admiró la poesía de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. En París conoció a Pierre Alechinsky, con quien desarrollaría una relación personal y profesional. Un año después regresó a la Ciudad Luz donde conoció a André Breton, Joyce Mansour y Fernando Arrabal. Allí entabló amistad con Octavio Paz y, en México, conoció a Luis Buñuel, quien sería su amigo íntimo.

En el apartado de la ficha técnica correspondiente a 1963, Gironella anotó que en ese año realizó la escenografía para La ópera del orden, de Alejandro Jodorowsky, en donde "introduce elementos no ortodoxos, tales como una bella dama con un gran escote en la espalda friendo tocino, y el propio pintor vestido con hábito franciscano cantando un fragmento de la Verbena de la paloma, causando tal escándalo en la prensa que la obra es clausurada el día siguiente del estreno y el pintor es desheredado por su padre". En ese año, también realizó su primera exposición en la Galería Juan Martín.

A Francia se fue a vivir en el 65. A partir de ese año se intensificaron sus exposiciones en el exterior. En París, se le incluyó dentro de la muestra surrealista internacional L'Ecart Absolu. En 1968 recibió la beca Guggenheim; se gastó el dinero viajando en taxi por Yucatán, Campeche y Oaxaca con el pintor Corneille. En el 70 formó parte de la colectiva Surrealism? exhibida en el Museo de Arte Moderno de Estocolmo. Organizó un homenaje a Picasso por sus 90 años en la ciudad de México. Para la crítica de arte Teresa del Conde, la larga serie de Gironella sobre la Reina Mariana es tan importante como pudieron haber sido en su momento las variaciones de Picasso sobre las Meninas de Velázquez.

Entre 1972 y 1973 realizó dos exposiciones en el Museo del Palacio de Bellas Artes, El entierro de Zapata y otros entierros y Homenaje a Manolo Martínez. Realizó su primera individual, La vuelta del hijo pródigo, en el Museo de Arte Moderno. Para cuando Alechinsky viajó a México, en 1980, realizaron juntos doce tauromaquias. En la Galería Sloane-Racotta expuso Noche fantástica, Tauromaquia. En el 82 realizó un Homenaje a José Bergamín, en la Galería de Arte Mexicano. Participó en las Jornadas a Luis Buñuel organizadas por el Centro Cultural Mexicano (CCM) en París y el Centro Georges Pompidou. Posteriormente, expuso Avec Alechinsky en el CCM.

La trilogía pintura-mujer-literatura

Su primera exposición en la Galería OMR, en 1984, fue El sueño es un jamón-ultramarinos y miscelánea. Al año siguiente expuso en la decimoctava Bienal de Sao Paulo, Brasil. ''En la vida y obra de Alberto Gironella aparece como una constante la trilogía: pintura-mujer-literatura", escribió Mercedes Iturbe en el catálogo de Tren de vida, que el pintor hizo para el Cervantino de 1990.

La entonces directora de ese festival agregó: ''Dominado por estos tres elementos el pintor ha conformado una existencia en la que los desafíos y las profanaciones son cotidianas (...) Los encuentros con Alberto resultan impredecibles. Nunca se sabe si va a aparecer el personaje caballeroso y lírico, o el hombre brutal y blasfemo". Cita un texto de José Pierre, que ''no es un secreto para nadie que los altercados de Gironella con las mujeres han sido tan tumultuosos como los que tuvo con los cuadros de los grandes pintores españoles". El Ramón de las Américas se llama su muestra exhibida en la Feria de Sevilla, España, en 1992.

Gironella fue un hombre extraordinariamente culto y cuyo apasionamiento por los temas culturales le siguieron desde su juventud y se reflejaban en su obra.

Del Conde reconoce en el artista ''una mano pictórica muy buena que se hizo patente en la exposición El entierro de Zapata...'' para después referirse a la incursión del pintor en lo que hoy se conoce como arte-objeto e instalación que, aunque ya existían ­los surrealistas usaban el objeto encontrado­, no estaban de moda en México. Gironella, entonces, fue de los primeros de presentar piezas de esta índole pero conceptualmente ''bien urdidas".

Por otro lado, el creador participó en gran número de colectivas. También hay que recordar que a principios de los años noventa presentó una muestra individual en Zona, un espacio de jóvenes artistas, en donde dedicó una serie de retratos a la cantante Madonna.

Gironella hubiera celebrado siete décadas de vida el próximo 26 de septiembre. Le sobreviven sus hijos Bárbara, Alberto, Emiliano y su nieta Vivian.

¤ Se inspiró en Velázquez

Mónica Mateos y Merry Mac Masters ¤ Entrevistado vía telefónica en su casa de París, Alejandro Jodorowsky, para quien Alberto Gironella realizó en 1961 la escenografía de la obra La ópera del orden, señaló al enterarse del fallecimiento del pintor: ''Es terrible que los amigos se mueran y más cuando se trata de un artista, porque entonces muere un mundo entero. No quiero pensar en la falta que nos va a hacer, sino en los momentos en que lo conocí, que fueron de gran creador.

pose''Cuando trabajamos para La ópera... dividí el escenario en cuatro partes y llamé a Vicente Rojo, Lilia Carrillo, Manuel Felguérez y Gironella. Le di su pedazo a cada uno para que hiciera lo que quisiera. Rojo, Carrillo y Felguérez hicieron algo abstracto. Gironella, en su trabajo Homenaje a Buñuel, puso a la actriz Lucero Isaac de minifalda, vestida de monja, friendo chorizo en un cáliz y comiendo hostias y la foto del Papa en la tambora que recibía hostias.

''Por supuesto que me cerraron el teatro. Pagué las consecuencias, pero aquello no era una blasfemia, Gironella incorporaba lo religioso y lo popular mexicano al surrealismo, como un uso artístico de lo formal cristiano, no se comprendió. Breton admiró mucho a Gironella, sobre todo por su interpretación de Las meninas de Velázquez. Lamento mucho su muerte, le envío un abrazo a su familia."

Para la crítica de arte Raque Tibol, la época ''de gran esplendor" de Gironella fue ''cuando su interés creativo se inspiró en la obra de Diego Velázquez".

Recordó que el creador tuvo su despegue al fundar la Galería Prisse, en 1952, junto con Vlady, Enrique Echeverría, Héctor Xavier y Bartolí; ''Gironella y su grupo de colegas y amigos entendieron de manera generosa que había que auspiciar a las nuevas generaciones. Con el correr de los años su carácter se agrió un poco, quizá por los excesos alcohólicos".

Después tuvo una presencia importante en las galerías Proteo ­inaugurada en 1956 para apoyar a los nuevos pintores que estaban fuera de la órbita de la escuela mexicana­, la Antonio Souza y la Juan Martín, fundada en 1961, en la que Gironella realizó sus primeros trabajos sobre reinas.

''En la Juan Martín presentó una memorable exposición referida a la mirada del artista y la mirada de la cámara, interesante meditación en torno de la mirada directa y la mirada fotográfica. En su primera etapa creativa, los temas de Gironella fueron de carácter nacional, después tornó su interés hacia Velázquez, realizó variaciones sobre las reinas, las meninas; fue una época de gran esplendor en su arte. Posteriormente practicó el retrato, el recuerdo; en este periodo, los años ochenta, realizó el cuadro de su primera esposa Sanda Racotta, Sanda como Carmen, que está en Francia y lo adquirió la importante galería Claude Bernard.

''No cabe duda que su relación con Luis Buñuel y con André Breton, sucesivamente, lo llevó a ser uno de los últimos surrealistas, podríamos decir que fue discípulo de esos creadores. Luego vinieron los collages, la etapa neo dadá, con todo un pensamiento irónico en torno de España y sus hábitos, identificando lo español con esa manera golosa de relacionarse con la comida. Aunque sus ensamblajes no siempre tuvieron resultados felices, me refiero a los que realizó para Octavio Paz, en donde manifiesta una repetición de estilo y recursos técnicos, sin nuevos bríos", concluyó.

 

Consumado hispanista

 

La directora del Museo de Arte Moderno, Teresa del Conde, dijo que Alberto Gironella fue un gran conocedor de la literatura del Siglo de Oro, y del siglo de oro de la pintura, por ejemplo, ''tiene toda esa serie sobre Velázquez que en realidad siempre continuó a lo largo de toda su vida. Tenía una formación muy completa, tanto en el sentido cultural como literario. Era un hispanista consumado, adorador de la poesía de San Juan de la Cruz, de Santa Teresa de Jesús y de todos los pintores en torno de la corte de Felipe IV.

''Otra de sus pasiones fue Valle Inclán, y conocía bastante los dichos populares, tanto españoles como mexicanos. Tenía una capacidad de asociación notable y una mano pictórica formidable. Es el primero que hace estos ensamblajes donde, por ejemplo, puede haber un perro, glosas de los bufones de Velázquez, elementos extrapictóricos, como un enorme retablo", puntualizó.