El grupo obtuvo el Premio Nacional
de Ciencias y Artes por costumbres populares Alfarero, oficio
que tiene mucho de místico: Tradición Tonalteca LA JORNADA La gente no toma en cuenta que un
artesano trabaja hasta un mes en una pieza, señala Ángel Santos, integrante
de la organización Alertan que el patrimonio peligra ante la escasez del
barro CARLOS PAUL ENVIADO
Tonalá, Jalisco, 3 de enero. "Oficio noble y bizarro, de
entre todos el primero, pues en el oficio del barro, Dios fue el primer
alfarero y el hombre el primer cacharro." Tal es el dicho que podría servir
para enaltecer la labor de los artesanos dedicados a sacar del barro piezas
artísticas, como es el caso del grupo Tradición Tonalteca,
que por su decidida labor de conservación, promoción y revaloración de
diversas técnicas alfareras, cuyos orígenes, en
algunos casos, datan de la época prehispánica, fue distinguido con el Premio
Nacional de Ciencias y Artes 2006 en el rubro de artes y tradiciones
populares, asociación integrada por 27 ceramistas de distintas generaciones,
quienes realizan su trabajo en el municipio de Tonalá,
Jalisco. Barro bruñido, barro de petatillo,
barro betus, barro canelo, barro negro esgrafiado y
barro bandera, son algunas de las técnicas que este grupo preserva con su
trabajo hasta nuestros días. Las particularidades y diferencias
entre cada una se ven reflejadas tanto en los materiales y formas como en los
acabados, pero sobre todo en la singular sensibilidad que le imprimen a las
piezas cada uno de esos 27 creadores. La técnica más antigua es la de
barro bruñido. Las piezas se distinguen por realizarse con barro de la
región, ser alisadas o pulidas con piedras de río, para posteriormente ser
decoradas con óxidos y tierras también de la localidad, que aplican con
pinceles de pelo de perro y de gato, hechos también por los mismos artesanos. Luego de ese proceso viene
precisamente el bruñido, lo que le da el particular brillo a la pieza. Esto
se hace con una piedra conocida como pirita. Tras el bruñido viene el último
paso que es el del horneado, en hornos de gas o leña cuya temperatura
"llega alrededor de 650 grados centígrados", la cual es medida,
cuando es de madera, "a ojo de buen cubero, pues nunca un artesano
tradicional ha tenido un medidor en el horno". La técnica del barro de petatillo es
similar, difiere en que se tienen que realizar dos quemadas, la primera es de
"sancocho" y la segunda se realiza posterior a la aplicación de un
esmalte y la decoración. En este caso su característica principal es
propiamente su decoración, la cual es saturada con líneas. Los pequeños
espacios que quedan entre la decoración, que pueden ser pájaros, venados o
flores, son cubiertos por una trama de líneas cruzadas que semejan la textura
de un petate, de allí su nombre. La técnica del barro bandera ha sido
designada así porque se pinta con los colores del lábaro patrio. La pieza
lleva un engobe (baño de tierras rojas) entre colorado y rojo, que los
artesanos tradicionales llaman "color hormiga". Luego la pieza es decorada con el
color blanco, con tierra mati, y por último se
retoca con oxido de cobre, lo que le da un tono verde. La pieza aquí sólo se
hornea una sola vez, a una temperatura simular a la del barro bruñido. El barro canelo se conoce igual por
tener esas tonalidades. Ocres y cafés, similares a la canela. Es una de las
técnicas que conserva en su totalidad el uso exclusivo de tierra, es decir,
solamente barro. Hasta la pintura para su decoración. En este caso las piezas
que se crean principalmente son el típico botellón y un jarro como tapa, para
que el agua se conserve limpia y fresca, lo que le da al líquido un agradable
aroma y sabor a tierra. Las piezas denominadas como negro
esgrafiado de Tonalá, diferentes a las piezas
negras de Oaxaca, también son bruñidas. Tras aplicarles un engobe colorado se
decoran esgrafiando. "El negro es un efecto que se logra después del
horneado. Utilizando hojas de eucalipto. Se quema la pieza, se saca caliente
y se lleva a una cama de hojas de eucalipto y la combustión de éstas es lo
que hace que la pieza quede negra". Para esto no hay manuales Esas técnicas, entre otras, se
conservan y utilizan respetando como se ejecutaban en la época prehispánica
en algunos casos, otras se hace uso de ellas a
partir de la influencia española; explicó el alfarero Angel
Santos, quien encabeza a los 27 ceramistas. "Muchos aprendimos de manera
empírica y atendiendo a los consejos. Para esta manera de trabajar
tradicional no hay nada escrito, ni hay patrones de diseño. Todo viene
enseñándose históricamente." En los procesos de nuestro trabajo,
abundó el artesano, "todavía en casos particulares se involucra mucho la
mística. Un artesano netamente tradicional puede dirigir la entrada al horno
de la pieza a determinado punto cardinal, por situación del viento, por
creencias o por mera tradición o costumbre. "A mis maestros dice Santos
los he visto todavía como hacen oración antes de iniciar el horneado. Signan,
ponen una cruz a la entrada de la hoguera para iniciar la quemada, que en
este caso sería el último paso del proceso." Otro ejemplo es en las primeras
etapas. "La familia Jimón
Barba, ellos no pisan el barro, no lo amasan con los pies como lo hacen casi
todos. El señor Florentino, cabeza de familia, dice que eso lo hacen porque
ellos sienten que con el pie maltratan el barro, que es como menospreciarlo. "Esto atiende a una creencia
prehispánica apunta Santos. En la época colonial, en muchas comunidades,
era muy usual que la gente antes de coser el maíz o el frijol
hacía oración y le pedía perdón porque se lo iban a comer, entonces de alguna
manera (el no pisar el barro) asemeja ese tipo de creencias. Esa familia
siente que al amasar el barro con las manos se muestra mayor respeto." El trabajo mismo de la alfarería
tiene también sus riesgos. Hacer una pieza puede llevar hasta uno o dos meses,
depende del tamaño y decorado. Desde que se amasa el barro, hasta que la
pieza sale del horno. En ese proceso, uno de los momentos
determinantes es cuando la pieza está dentro del horno, pues puede llegar a
romperse y el trabajo de un mes termina en nada, "situación que muchas
de las personas cuando adquieren una pieza no toman en cuenta. Un artesano
puede trabajar un mes y ese trabajo terminar en la basura, lo que significa
no sólo cierta frustración como creador, sino perder un ingreso económico". El barro puede ser ahora comprado en
algún almacén, sin embargo, todavía algunos artesanos lo consiguen yendo a
los pozos o minas naturales aledaños a la región de Tonalá.
"Esos tipos de barro a veces se mezclan o combinan continúa Santos
pero hay que tener mucho cuidado para que al hornear la pieza no se reviente.
La mezcla es al tacto del artesano, no porque una receta diga: un tanto de
este barro y un tanto de este otro. El conocimiento y aprendizaje del
alfarero se va desarrollando conforme se adiestra en el oficio". El trabajo que hoy realiza la
mayoría de los que integran el grupo Tradición Tonalteca
"se enfoca más a producir piezas de arte o decorativas, que de uso. Lo
que se hace es más la pieza para la colección particular, para el museo o la
galería. Trabajos que lamentablemente han sido reconocidos más a nivel
internacional que nacional. El mejor cliente dicen es el extranjero
proveniente de Estados Unidos, Italia, Alemania o Japón, no el
mexicano". Hoy, explicó el creador,
"aunque sí se hacen piezas de uso diario, son muy pocas, porque éstas
han sido suplidas, debido a la modernidad, por plástico, vidrio u otros
materiales. La industria ofrece muchas opciones de uso. Empero, de alguna
manera eso permite que se revalore lo que es artesanal como objeto artístico
y estético". José Angel
Santos Juárez, José Bernabé Campechano, Salvador Vázquez Carmona, José Isabel
Pajarito Fajardo, Benjamín Olvera Segura, Jesús Alvarez Ramírez, Prudencio Guzmán Rodríguez, Jerónimo
Ramos Flores, Daniel Bernabé Rodríguez, Pablo Mateos Ortega, Jaime Ramírez Coldívar, Francisco Basulto
González, José Galván Anguiano, Angel Ortiz,
Arnulfo Vázquez Rodríguez, Rafael López Díaz, José Ramón Medrano,
Luis Cortés Hernández, Antonio Mateos Suárez, Francisco Aguirre Arana, Daniel
Aguilar Benítez, Eusebio Mateos Ortega, Gerardo Ortega López, Tomás Esparza
León, Angel Ortiz Arana, Jesús Alvarez
Nogal y Florentino Jimón Barba, son los fundadores
del grupo Tradición Tonalteca, asociación que
agrupa a creadores que van de los 19 a los 80 años y cuyo trabajo estético
"tiene muy poco que ver con lo que se produce comercialmente en Tonalá". No obstante, uno de los problemas al
que hoy se enfrentan los alfareros tonaltecos que
hacen uso de técnicas tradicionales, es "que se está acabando el barro
en la región", alerta Olvera Segura. Falta de materia prima La materia prima de los creadores
está comenzando a escasear. "De donde salía el mejor barro, por ejemplo
allá por San Andrés, se está acabando porque se está empezando a fincar. Ahorita estamos en Coyula
comprándolo, pero también está escaseando. "Nosotros destaca hemos
propuesto a muchos gobiernos que compren esos terrenos para que se pueda
mantener la producción del barro y eso nos sirva a nosotros los
artesanos". (El gobierno) "lo podría echar a andar, luego nos lo
podrían vender (el terreno), sabiendo que de ahí sale barro bueno. En San
Martín también hay barro, pero ese se ocupa para hacer ladrillo, pero para el
trabajo que hacemos no sirve, se rompe. Nosotros necesitamos barro que se
pueda manejar y confiar. Ahora, quisiéramos de nuevo invitar a los gobiernos
para que adquieran algún terreno y así poder también nosotros adquirir la
materia prima que ocupamos, porque si no, la artesanía que realizamos poco a
poco va a terminar. "Sabemos que hay muchos pozos,
como en Guanajuato, pero ese barro sólo sirve para altas temperaturas. Por
ejemplo, para el barro bruñido no se presta muy bien que digamos. Uno de los
problemas que se tienen es ese. Creemos que no es justo concluye el artesano
que después de tantos años no se pueda resolver el asunto. Para nosotros es
importante, porque allí está nuestro provenir". Mientras las autoridades responden,
coinciden los creadores entrevistados, continuarán con su esfuerzo por
conservar y promover la alfarería tradicional de Tonalá,
y con el premio recibido han acordado, implementarán una escuela y una
galería donde se impartirán diversos talleres, con el propósito de inculcar
en los pequeños la tradición y así preservar, con su quehacer de artesanos,
la identidad de la región. |