Agua y Vino Mezcal.

 

ÀPor quŽ denominar as’ el tema que voy a exponer?, pues porque el elemento agua es esencial en lo concerniente a la fabricaci—n del Òvino mezcalÓ. Independientemente que el agua, en la debida proporci—n, tambiŽn es un elemento participante en la vida de la planta: el mezcal con la que se elabora el Òvino mezcalÓ hoy Tequila.

 

Y sin que el tema que voy a tratar ahora derive en cuanto a si con el Óvino mezcalÓ se pag— la introducci—n del agua a Guadalajara y la f‡brica del Real Palacio de esa ciudad, o en cuanto a lo tocante a las tabernas o f‡bricas y sus fuentes de agua, ni mucho menos en cuanto al problema de las aguas residuales llamadas ÒvinazasÓ resultantes de la elaboraci—n del Òvino mezcalÓ hoy Tequila.

 

El tema de mi propuesta consiste en considerar la importancia del binomio agua Òvino mezcalÓ llamado hoy Tequila no en el tiempo pasado sino en el momento actual que inmediatamente se convierte en pasado. Haciendo un llamado a la Academia para que se tome atenci—n a lo que hoy esta sucediendo en torno al agua y su envolvimiento, valga el tŽrmino, con el Òvino mezcalÓ hoy Tequila y en torno a la bebida misma. Fue JosŽ Mar’a Muri‡ quien inicia la llamada de atenci—n sobre el tema Òvino mezcalÓ en 1990; Rogelio Luna Zamora en 1991 presenta una historia del Tequila, la regi—n y sus hombres; Pilar GutiŽrrez Lorenzo a partir de 2003 realiza el rescate del Archivo Hist—rico de Tequila; y yo a partir de 2008 inicio mi cruzada en torno al ÒVino MezcalÓ ÒTequilaÓ; en adelante hay un renacimiento y un recrudecimiento en torno al tema, bien por ello, aunque evidentemente la Academia es lenta en sus acciones y esto me preocupa. Siento que no se esta poniendo atenci—n al momento actual, que la Academia inmersa en el pasado hist—rico esta dejando de atender al inmediato pasado y al momento presente que ser‡ historia inmediata, y que entonces se perder‡ la oportunidad de ser cronistas para seguir siendo solo historiadores. Encuentro una falta de informaci—n del periodo comprendido de 1980 a la fecha en que se han sucedido eventos tan importantes como la escasez de mezcal, la intervenci—n de las autoridades en torno a ello, el pase de la mayor parte de la industria a manos extranjeras, el por quŽ de ello, la proliferaci—n de marcas sin f‡brica y el valor dado a esas marcas por el mercado internacional en detrimento de los fabricantes nacionales que son quienes sostienen el producto amparado bajo esas marcas, el surgimiento y la desaparici—n de f‡bricas, el tratamiento de las vinazas, el Paisaje Agavero, la diversificaci—n de los desechos del proceso de fabricaci—n, etcŽtera, en fin, temas que aun pueden ser motivo de cr—nica y no de historia y a los que no se les esta poniendo atenci—n; los actores inmediatos est‡n muriendo y la microhistoria perdiŽndose.

 

Aunado a que est‡ sucediendo que las mentiras antiguas parecen no tener  ya cabida, aunque no han desaparecido, y ahora hay nuevas mentiras mas atractivas mas ad hoc con el tiempo mas sofisticadas mas contempor‡neas mas cre’bles y contadas por especialistas titulados en la materia por doctas y prestigiadas universidades, reconocidos y premiados en todos los niveles y por toda clase de instituciones: en tierra de ciegos el tuerto esta siendo rey. Ahora hay fastuosas construcciones de reciente factura, en las que la pintura y el ladrillo no han terminado de secar, presentadas como antiguas e hist—ricas, porque eso quiere ver y sentir el consumidor. Marcas recientes, inicialmente sin f‡brica y luego con una hecha a la medida del turista, y luego enajenadas en valores inconcebibles, y la Academia no esta haciendo presencia para desmentir ni para sostener o afirmar la verdad.

  

Al efecto en el transcurso del tiempo el aguardiente obtenido de la planta genŽricamente llamada ÒmezcalÓ y al que los gobiernos de la Audiencia de Nueva Galicia denominaban como Òvino mezcalÓ, ha llegado a obtener tal Žxito que en el momento actual nos encontramos con sujetos a los que se denomina como Òmaestros tequilerosÓ, como Òcatadores de tequilaÓ, y otras muchas y sofisticadas definiciones, y con autoridad, y reconocimientos; tenemos mix—logos, y tambiŽn c‡tedras y maestr’as universitarias con las que se pretende ense–ar como fabricarlo, como mezclarlo, como beberlo y hasta en que recipiente es mas adecuado hacerlo, toda esa sabidur’a adquirida en los mesa-bancos de las academias en las que se los capacita, permiten al luego catedr‡tico y/o maestro de la materia ense–ar docta, sapiente e irrefutablemente todo lo que se requiera sobre el tema, aunque nunca hubiera estado atendiendo un campo de mezcales siguiendo semana a semana a la planta de mezcal desde su siembra hasta su saz—n y jima por un periodo de seis a ocho a–os, tal vez diez, o en una taberna o f‡brica durante todo el proceso de elaboraci—n y plantado frente a un alambique destilando la bebida. Porque nuestros doctos titulados no tienen el tiempo, y creo que tampoco las ganas, para dedicarse a ello, porque lo que quieren es las luminarias de inmediato, baste saber que tenemos ya hasta una Academia que otorga reconocimientos y galardones. No quiero saber lo que dir’a mi querido padre quien durante toda su vida se dedic— al campo de mezcales y a destilar su Tequila sin requerir de tanta parafernalia.

 

Ahora hay a–ejos cristalinos, denominados as’ como si el vino mezcal no lo fuera naturalmente, desestimando que desde el siglo XVII Domingo L‡zaro de Arregui dijo que era Òmas claro que el aguaÓ, de manera que, aunque ya sab’amos que era cristalino, tal vez ahora lo es mas, o no nos hab’amos percatado debidamente de ello, pero en fin, cuestiones de mercadotecnia para convencer a ÒfollowersÓ que necesitan que se les Òhable de tequilaÓ. Por si ustedes no lo sab’an en el siglo XIX si por casualidad el Òvino mezcalÓ se coloreaba amarillento, por permanecer tiempo en la barrica, entonces se pagaba por blanquearlo ya que el pœblico lo consum’a blanco que segœn yo entiendo era lo mismo que cristalino. Ah y lo olvidaba hoy hay tambiŽn triple destilado, y hasta Tequilas ÒMaestrosÓ y ÒPremiumÓ; yo no conozco aun un alambique que tenga mas de una y hasta tres bocas, cada una de ellas saliendo del mismo tanque pero definidas en su salida con diferentes calidades que luego se denominan, de diferentes maneras, en la botella al consumidor. 

 

Ese transcurrir hist—rico del vino mezcal, que ahora llamamos Tequila por circunstancias de regi—n, y todo aquello con lo que se le esta rodeando en aras de descubrimientos, ha despertado facetas que tendr’an que haberse reconocido y considerado importantes desde siempre, esto es: regiones, sabores, y texturas, que le devienen de la tierra a la planta y de esta, en conjunto con el agua y sus caracter’sticas, al producto final: ese aguardiente llamado Òvino mezcalÓ que hoy se denomina Tequila. 

 

Por ello me permito plantear que es el momento para volver a reconocerle, al Òvino mezcalÓ Tequila, sus dos elementos esenciales: la planta con la que se elabora y el agua que le es necesaria, no para los resfrios, sino para el proceso de elaboraci—n, y con ello todo lo que para estos elementos significan las condiciones clim‡ticas y de entorno desde la siembra de la planta hasta su saz—n y jima, la regi—n, y las caracter’sticas y la calidad de la fuente de agua, ya que todo ello se refleja en el producto final y porque todos estos elementos est‡n siendo punto de atracci—n y de interŽs para los consumidores.

 

Porque con agua se cuece el mezcal, con agua se muele el mezcal, con agua se fermenta el jugo de mezcal y, si tal es necesario, es con agua que se diluye la graduaci—n alcoh—lica del vino mezcal o Tequila resultante de la destilaci—n.

 

Esos dos elementos, el mezcal y el agua, son los que antes y ahora caracterizan el Òvino mezcalÓ Tequila. La calidad de la planta, sus caracter’sticas, el potrero en que se localiza, el estado de saz—n, la fecha de jima, lo mismo que la uniformidad en las caracter’sticas del agua durante todo el proceso, la calidad de la misma y su pureza son esenciales para el producto terminado definiendo su sabor ahora reconocido en ÒCataÓ.

 

El sabor distintivo de cada vino mezcal lo proporcionan el mezcal y el agua con los que fueron elaborados. Ronda un cuento por ah’ que me contaron, debo advertir que no me consta, que una marca de esas del momento se vendi— en una gran cantidad de d—lares, el producto bajo el que se vend’a esa marca se hac’a en una regi—n conocida, pero los nuevos due–os decidieron que se cambiaban de fabricante y as’ lo hicieron, el resultado segœn dicen fue que los consumidores manifestaban que el Tequila que les estaban dando ya no sab’a igual que antes, provocando que, al parecer, que los nuevos due–os de esa marca estaban comprando agua de la antigua regi—n y hasta estaban dispuestos a poner una f‡brica en ella.

 

As’ pues, en torno al Òvino mezcalÓ ÒTequilaÓ ahora se habla de regiones, de tierras, de potreros, de cosechas, de aguas, de sabores, de catas para identificar esos sabores a... o el reflejo de un sabor con toques de..., de clasificaciones, de a–os, tal y como se hace con los grandes vinos, algo de que no puede afirmarse respecto de muchas otras bebidas con denominaci—n de origen, y que ahora convierten a nuestro Òvino mezcalÓ Tequila en m‡s fino que todos ellos. 

 

En el caso de la planta de mezcal, es la regi—n, las caracter’sticas de la tierra, la ubicaci—n del potrero, el a–o de siembra y de saz—n, los ahora elementos reconocidos que se reflejan en el producto final, que inciden en su sabor y en su calidad y de los que el consumidor quiere saber y estar informado.

 

No es lo mismo un mezcal de las regiones de Amatitan, Tequila o Arenal que uno de Los Altos ya sea Atotonilco, Tepatitl‡n o Arandas, porque las caracter’sticas de cada una de las tierras de esas regiones no son las mismas ni uniformes sino œnicas cada una de ellas, y porque tampoco es lo  mismo que la planta de mezcal se siembre en llanos, en laderas, en ceborucos, o en hormigueros, porque los materiales del suelo, el sol, la incidencia solar, el agua y los escurrimientos son diferentes en cada caso y esa diferencia se refleja en la planta y en cada a–o de esta hasta su saz—n, de manera que cada a–o, por cada potrero, por cada regi—n, se tienen mezcales con caracter’sticas œnicas lo que se refleja en el producto obtenido de ellas, esto se esta ahora reconociendo y reclamando.

 

En el caso del agua es todav’a m‡s importante la calidad de las aguas usadas en el proceso de fabricaci—n porque inciden fuertemente en el producto y en su sabor.  

 

Hay que reconocer que una nueva historia se esta desarrollando alrededor del vino mezcal ahora Tequila, y ello sin menoscabar su pasado. Basta como ejemplo lo hecho por ÒCasa CuervoÓ a quien tenemos que reconocerle haber presentado el Òvino mezcalÓ hoy Tequila, as’ con esos tŽrminos, a los mercados financieros como una bebida hist—rica, sustentando de esa manera uno de los puntos de orgullo, de pasado, y de argumento, en la oferta de acciones que emiti— en el mercado de valores. No creo que se tenga conciencia de la importancia de lo hecho de esa manera por ÒCasa CuervoÓ para toda la agroindustria Tequilera.

 

Creo que es el momento de admitir las regionalizaciones, las catas, las diferencias de un Òvino mezcalÓ Tequila de otro. Por la regi—n, por la tierra, por el potrero, por el a–o, y por el agua, y proporcionar as’ al mundo, apoyados en todas y cada una de esas caracter’sticas el mas fino de los aguardientes, porque, adem‡s, as’ lo est‡n reclamando los consumidores en nuestro pa’s y en el mundo. Y creo que hay que reclamar a la Academia que ponga atenci—n en todos y cada uno de estos puntos.

 

Es la oportunidad de recobrar las regiones, los sabores, las denominaciones tal y como se hac’a en el pasado cuando se clasificaba: Òvino mezcalÓ de Tequila y Òvino mezcalÓ de Teuchitl‡n; ahora tambiŽn tendr’a que hablarse de Òvino mezcalÓ de Amatitan, de Arenal, de Arandas, de Tepatitl‡n, de los Òvinos mezcalesÓ hist—ricos, de los tradicionales, modernos, antiguos, nuevos, recientes, tal como en el vino de uva, grandes vinos, nuevos vinos, vinos frescos; si se le bautiz— como vino por ser producto de una planta y no como un aguardiente, retornemos a esa tradici—n y hagamos valioso en su individualidad y particularidad a cada uno de nuestros Òvinos mezcalesÓ que al fin ahora se est‡ haciendo de esa manera y de esa manera lo est‡ reconociendo el mundo. Esto no demerita el pasado, las familias y las f‡bricas hist—ricas y tradicionales, y la antigŸedad de ellas porque eso no se puede cambiar, antes bien lo que debe reconocerse es lo valioso y exitoso del Òvino mezcalÓ, pero dejando establecidas todas y cada una de las caracter’sticas de todos y cada uno de los que hay en el mercado.

 

Pido a este Seminario de Estudios Multidisciplinarios Regi—n Volc‡n de Tequila la apertura de una ‡rea conformada por un grupo de investigadores que sigan paso a paso los hechos a los que me vengo refiriendo para que como observadores directos elaboren una cr—nica de todo ello; el resultado de sus trabajos deber‡ establecer la pauta de la historia contempor‡nea del Òvino mezcalÓ.

 

Muchas gracias
M. Claudio JimŽnez Vizcarra

Arenal 26 de Enero de 2018.