Libro “El Arte de dar Gracias”.
Los exvotos pictóricos de María del Rosario de Talpa.
Elin Luque Agraz.

2015

 

Agradezco a la autora la invitación que a través de mi amigo Ernesto Valdés Alatorre me hizo para presentar este libro; también a mi amigo el licenciado José Luis Leal Sanabria su participación en la invitación, ambos saben que aunque no soy historiador de profesión siempre me han sido atractivos los temas relacionados con la vida cotidiana y la antropología social, temas estos que para mí se contienen y se desprenden de este libro, extraordinario en todos sus aspectos, mas allá de la belleza de su contenido pictórico.

Hace muchos años tuve la oportunidad de ver la colección de exvotos de Fernando Juárez Frías, extraordinaria, de la que ahora esta una parte en Zacatecas por haberla entregado en comodato su propietario. Y como yo elabore el contrato de comodato, pude tener a mi alcance esa colección, dado la selección que se hizo de ella para el objeto del contrato. A partir de ahí comencé a entender lo valioso de los exvotos, no en función de su calidad pictórica, sino en cuanto a la forma en que expresaban escenas de la vida cotidiana.


Este libro es para mi eso, un tema de vida cotidiana, bellamente presentado, y con un extraordinario estudio, el que hace su autora, en el que toca, además de la temática pictórica, todos los demás aspectos de vida cotidiana que se reflejan en los exvotos que presenta. Seria cansado para ustedes que yo me pusiera a puntualizar en ello, tomen el libro y léanlo.

Sin embargo no puedo dejar de hacer algunas reflexiones en torno a los exvotos, apartadas de la consideración artística ya que eso se lo dejo a la autora del texto.

Es la fe, un poderoso motor de la conducta humana, la fe tantas veces vilipendiada, y sin embargo el único verdadero refugio para cualquier sujeto enfrentado a su impotencia.

Por lo general, el acto de fe y los beneficios por el obtenidos, se convierten, para el sujeto beneficiado, en una necesidad de hacerlo saber a la colectividad. Lo que precisamente se hace mediante el exvoto, encontramos esos exvotos de agradecimiento desde el periodo medioeval con los patronos o donantes en actitud de oración frente al santo de su predilección o de aquel del que obtuvieron algún beneficio.

El exvoto, es pues, para mi, la expresión grafica del evento de impotencia, superado gracias al acto de fe; la expresión del como fue que se libero de una tragedia o de un mal del alma mediante la intercesión de un poder invocado, poderoso más allá de las capacidades naturales del solicitante; dejando entonces de ser, el exvoto, una mera expresión artística y convirtiéndose en un documento en si mismo, un documento que constituye una ventana por la que se pueden observar muchas facetas de la vida cotidiana, un documento con temática de antropología social.

El exvoto es un medio, personalísimo y satisfactorio, para estar constantemente presente y cercano a la divinidad y para hacerle patente, al santo y al mundo, el agradecimiento por favores recibidos, mostrando, al santo y al mundo, tanto la angustia ocasionada por eventos, que pueden ir desde el peligro de muerte hasta el dolor de conciencia ocasionado por conductas no propias sino de un tercero que generalmente forman parte del círculo familiar, como la forma en que todo ello fue superado gracias al acto de fe.

Haciéndolo de una manera, pudiéramos decirlo, mas al alcance de todos, lo que ha ocasionando que pretenda dársele a el exvoto el viso de manifestación de cultura popular, cuando en realidad, creo yo, tiene el mismo sentido y valor que una grandiosa pintura de un potentado devoto retratado en ella o de una de aquellas bien fondeadas capellanías que por el alma se fundaban en épocas pasadas. El exvoto es tan valioso como todo ello, pero tiene la particularidad de ser más accesible a cualquiera y sin condiciones o solemnidades algunas.

Pero además, el exvoto tiene otra particularidad, la del autor físico del mismo, elemento este muy de tomarse en cuenta. Autor físico que puede ser el mismo devoto u otra persona necesariamente con capacidades de pintor.

Evidentemente no cualquiera tiene facultades de pintor, o la audacia de creerse con la capacidad de serlo. Pero entonces como expresar gráficamente el suceso motivo de la intercesión y del agradecimiento. De ahí surge la necesidad de un experto: un pintor, me viene a la memoria aquel texto tan expresivo del poeta Campoamor : “escribidme una carta señor cura” , ocasionada por la falta de saber escribir, que en este caso se traduce en pínteme un cuadro pintor porque yo no se pintar, teniendo entonces que acudirse al experto, al pintor. Con el resultado de que aunque el exvoto es una expresión grafica personalísima del devoto en cuanto al evento a agradecer, al final, tal vez lo que se obtendrá será mas bien una expresión del pintor en cuanto al evento pintado, pero eso si, con la total aprobación del patrono, que al fin y al cabo testigo fiel no existe, y porque tampoco se puede contar, en la ocasión del evento pintado, un elemento tal como una cámara fotográfica que pudiera desmentir lo detallado en el cuadro. Entonces el exvoto, de una expresión grafica personalísima, se convierte en un objeto con el sentido del traductor: el pintor, pero con el alma del devoto, y, creo yo, con el plus valor de que quede expresado en la pintura algo que sea no solo la verdad del evento, sino también lo que se quisiera que hubiera sido, para hacer aparecer más grande el beneficio y el agradecimiento. Sin embargo lo importante es que se logre plasmar el hecho al gusto del cliente, y se logre el mensaje: exponer el acto de impotencia, exponer la manifestación de la fe, y exponer el beneficio obtenido, convertido todo ello en un hecho público.

Me gusta el termino que usa la autora: el exvoto un objeto que muestra la “Condición antitragica”, porque ciertamente la tragedia ya no es, ya paso, pero quedo ahí plasmada, para asombro de propios y extraños, quedando ahí también, la expresión del descanso del alma del devoto con el agradecimiento a la Virgen.

Todo esto nos enseña este libro, como es que se proclama un favor obtenido superando gracias a el, por intercesión, un evento de impotencia, para que el favor obtenido quede ahí, a la vista de todos, por siempre jamás, en homenaje y gloria de la Virgen del Rosario de Talpa.

Muchas Gracias.

Claudio Jiménez Vizcarra