Tomas de Hijar Órnelas.

 

Presbítero, abogado, historiador, hombre de letras, filántropo, entregado a su ministerio, y por su ministerio entregado a los demás, callada y fructíferamente, sin reflectores y siempre con sorprendentes resultados.

Vayan ustedes a ver lo que ha hecho y sigue haciendo en el templo de Santa Teresa de esta ciudad de Guadalajara, porque Tomas de Hijar lo ha salvado de un ostracismo extraño en el que lo habían puesto. Ahora Santa Teresa esta de nuevo viva, tal y como me acuerdo lo era en mi niñez cuando yo acudía al negocio que tuvo mi familia por mas de tres generaciones en fincas de la calle de Zaragoza a la vuelta de esa Santa Teresa.

Le agradezco la atención de haber solicitado a esta Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco que fuera yo el designado para recibirlo en ella, mas aun porque es Tomas de Hijar de Amatitan, de esos “de Hijar” tan viejos como el pueblo mismo, y por eso mis parientes.

Me da Tomas la oportunidad de dar contestación a su trabajo de ingreso a esta Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística de Jalisco, que intitula “De cómo la caprichosa vinculación de dos eclesiásticos consolidó, en el siglo XIX, la vocación de paisaje agavero del valle de Amatitan, en el estado de Jalisco: Feliciano Romo de Vivar y Jesús López Limón”. Un titulo de los que me gustan, de los que te indican desde el principio el tema, y te hacen saber a que te enfrentas, y no de aquellos que con un mensaje críptico te resultan con algo carente de contenido que te hace abandonar su lectura después de la primera pagina. A más de ser un tema, el de Amatitan y sus gentes, uno que me es particularmente querido.

Con este trabajo Tomas de Hijar hace un homenaje a dos sujetos, presbíteros ambos, con quienes Amatitan y el paisaje agavero tienen un compromiso, porque tal y como nos lo narra Tomas de Hijar, los dos, Feliciano Romo y Jesús López Limón, dedicaron parte de su vida a trajinar con el pueblo de Amatitan, con los mezcales, y con el vino mezcal, al que hoy se llama Tequila. El primero de ellos sembró la semilla de lo que fue luego San José del Refugio, el segundo debe haber convencido a su hermano Félix para que permaneciera en Amatitan y no se fuera a Tequila en donde ya había puesto fábrica de vino mezcal, para que así Félix pusiera su esfuerzo y su trabajo en lo que Romo había iniciado consolidándolo, esfuerzo que su viuda Carmen Rosales Cortes y sus hijos Aurelio y María de Jesús López Rosales, con la sombra encima de Jesús Limón, concretaron en “Tequila Herradura”.

Uno y otro, a Dios rogando y con el mazo dando, sin dejar su ministerio atendiendo las cosas de Dios y de los hombres, aprovechando lo que tenían a su alcance, una tierra sin perspectiva minera, agrícola o ganadera, con vocación solamente para una planta llamada mezcal que para entonces, cuando Feliciano Romo y luego Jesús López Limón le pusieron interés, había ya comenzado su periplo para sorprender al mundo convertida en vino mezcal y para tornar este nombre por el de Tequila.

Tomas de Hijar nos hace saber de Feliciano Romo y de Jesús López, que aunque curas, pusieron su atención, su intención, su esfuerzo, su trabajo, su dinero, y hasta a su familia, en esas tierras de Amatitan y su entorno.

De una manera erudita, en el texto y en la información, Tomas de Hijar Órnelas revive a esos dos próceres, que lo son, de Amatitan y del Paisaje Agavero, y yo diría también que del mundo, sujetos con mas meritos que muchos otros, tanto para serlo, como para que se les reconozca.

Y también de esa manera, al fin hombre de letras, con su texto, nos da una muestra de su capacidad intelectual, de sus conocimientos, y del uso de la gramática y de la retórica culteranas tan escasas en estos tiempos, en los que con interjecciones y malsonancias se pretende llevar una conversación y hasta forjar un texto demostrando una ignorancia del lenguaje y de su uso.

Padre Tomas de Hijar Órnelas la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística de Jalisco, por mi conducto te da la bienvenida. Estamos seguros que tu labor para esta Benemérita Sociedad será siempre fructífera igual que lo es la que constantemente desempeñas en tu vida diaria para con tus semejantes.

Muchas gracias.

Claudio Jiménez Vizcarra



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