Invitación

 

 


 

Con su exposición en el café La Coronilla, que hoy se inaugura
 

A lo largo de su trayectoria, Enrique Oroz ha experimentado todos los formatos.

 

Enrique Oroz cerrará el año de exposiciones en el recinto. Foto: Giorgio Viera

Oroz coloca un Petardo

 

5-Diciembre-07 PÚBLICO

 

Quién, en la infancia, no disfrutó de la emoción que provoca hacer estallar un petardo? Enrique Oroz lo hizo. Y por eso, para remitir a los pequeños artefactos explosivos que hicieron las delicias de su infancia, el pintor realizó una exposición en la que, por primera vez, priman los cuadros en pequeño formato. Esta noche, en el café La Corinilla, abrirá sus puertas la exposición Petardo, muestra que reúne trece piezas recientes trabajadas en óleo sobre tela.

A lo largo de su trayectoria, Enrique Oroz ha experimentado todos los formatos. Ahora optó por los cuadros pequeños porque, asegura, “hay ideas que no funcionan en un formato mayor, pero que me interesaba realizar. No quiere decir que por ser cuadros pequeños tengan menos dificultad: son los mismos problemas y retos”. En cambio, el pintor tapatío señala que las temáticas que se pueden apreciar en las piezas siguen la línea que ha trabajado desde hace tiempo: elaborar cuadros donde se combinan figuras nuevas con imágenes ya vistas. “Estos dos aspectos se mezclan y generan un diálogo más real, que tiene que ver con lo busco. Más que un discurso, quiero que las imágenes se descontextualicen y generan un discurso propio”. En otras palabras, agrega, la búsqueda gira en generar un tercer diálogo que surja de las piezas.

El Petardo de Enrique Oroz hará explosión esta noche, a partir de las 20:30 horas, en los muros del café galería La Coronilla, que se encuentra en Morelos 666, esquina con andador Coronilla. La entrada a la inauguración es libre.


- A viva Voz

“Hay ideas que no funcionan en un formato mayor, pero que me interesaba realizar"

• Enrique Oroz

 

Guadalajara•Édgar Velasco Barajas 

 

 

 

Mural :

Presenta Oroz su esencia en pintura

 

En su mayoría Oroz se ha desarrollado en formato grande y no en pequeño, por lo que experimentó para esta ocasión.
Foto: Roberto Antillón

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Afirma que la pintura es una forma de reinterpretar la realidad o de recrear el mundo

Alejandro Alvarado

Guadalajara,  México (5 diciembre 2007).- Muestra el artista recuerdos de su infancia en la exposición "Petardos"

A partir de recuerdos de su infancia que le vinieron a la mente después de un sueño, Enrique Oroz empezó a plasmar su existencia en pinturas de pequeño y gran formato que conforman la exposición "Petardo".

"Un surrealismo impregnado de existencialismo", es como define su obra el pintor que mezcló en el lienzo imágenes reales con ideas del del subconsciente.

De saco azul, lentes oscuros, pelo y bigote entre canoso, Oroz charla sobre sus pinturas y toma asiento enfrente del Ex Convento del Carmen, a unas cuadras de la Galería 666 donde presentará hoy la exposición "Petardo".

"Mi proceder al pintar es el mismo, tomo elementos que se formulan, se conjugan en la mente que necesariamente están impregnadas de mi vida, cosas que suceden en mi entorno del pasado inmediato y lejano, 'Petardo' son cuadros que he hecho con esa idea", dijo el expositor.

En "Petardo", nombre que surge a partir de los recuerdos de su infancia se pueden apreciar elementos de la pintura clásica española así como también objetos y productos comerciales como Coca-Cola, navajas de afeitar y hasta imágenes religiosas.

"Se ven figuras en un mismo plano que no tienen nada que ver entre ellas, pero se entretejen y generan discurso".

En su mayoría Oroz se ha desarrollado en formato grande y no en pequeño, por lo que experimentó para esta ocasión.

"El gran formato requiere una idea específica, al momento de trasladarlo al pequeño se aprecia otro tipo de posibilidades, tienes que ser más preciso con el pulso y ofrece un campo distinto, ideas que no abordarías las puedes abordar en pequeño".

Oroz dijo que sus cuadros contienen gozos y desencantos de la vida, con los que pretende captar la esencia de la sensibilidad.

"Las personas que se acerquen a la exposición verán fragmentos de mi vida combinados con otros elementos que responden a la cuestión plástica", puntualizó.
Desde la infancia, Oroz pintaba y ocasionaba comentarios entre su público de secundaria, ahora con la experiencia opinó que la pintura es una forma de reinterpretar la realidad o de recrear el mundo.

"La realidad en la que nos sumergimos es concreta, pero aún así suceden ciertas cosas, si estas atento (observas) situaciones que no responden a una lógica, en el caso de mi pintura existen elementos que veo en la realidad, pero que son producto de mi mente, reflejo de la realidad".

"Petardo" se inaugura hoy a las 20:30 horas en la Galería 666, ubicada en el Andador Coronilla (Centro)

 

 

Enrique Oroz: el violento irresistible

 

DOLORES GARNICA.

PÚBLICO

 

Petardo es la nueva exposición de Enrique Oroz. Y pese a la pobre infraestructura de la Galería 666 en el andador Coronilla (aunque hay que mencionar los esfuerzos de Tailen y Enrique Lázaro, los directores, para ubicar y mejorar el espacio), el artista lanza una bomba que no decepciona ni a sus seguidores ni a sus detractores. A Oroz le gusta provocar, presionar y excitar al espectador: al que le gusta lo que hace y al que lo detesta. Es violento y le encantan los extremos. Es un rockstar con derecho a serlo. Es certero, provocador, mordaz, pornográfico, obsesivo, contestatario y ácido. Su pintura hostiga y atrae, y eso asusta un poco, pero es de esos sustos gozosos. El Oroz de hoy, como el de hace un año en la galería Luis Tinajero, es un artista actual. Uno que dejó de retratar sin perder su esencia narrativa, pero que ahora practica la intervención, quizá como una manera de burlase de su pasado.

Hoy, Enrique Oroz recrea clásicos de la pintura universal y los interviene, casi los desaparece, con más pintura, graffiti, grafías y sobre todo, con temas sexuales (algo recurrente desde el comienzo de su carrera), políticos, religiosos y de consumo contemporáneos; atrevidos y más que explícitos. Un zorrillo ebrio, en estado de éxtasis y simulando a un místico, tiene una visión de un zorrillo todavía más grande con un enorme pene y testículos, herido con un hacha y un puñal y escondido por caguamas Corona. Los tres grandes formatos de la exposición son una burla ácida a los clásicos, pero también a la iconografía y a los principios católicos. Violentos y oscuros. Son varios discursos unidos en cada pieza, recargada y barroca: es una crítica a la sociedad de consumo; una mirada a lo prohibido y a la sexualidad: no hay desnudos, hay enormes vaginas peludas y rosas. No metaforiza ni esconde: hay cuatro monos excitados pensando en coitos, pero los coitos también están en el lienzo.

Su obra, sus grandes formatos (su punto débil son los pequeños formatos, apenas fragmentos de una idea, no una idea completa, como probaditas), es seductora, pero también corre varios peligros, como el del panfleto, el de la crítica fácil o el de la provocación barata, cosa que hasta hoy el artista ha sabido cuidar bien mediante el discurso directo, sin modales, dejando sus cartas abiertas; no se va con rodeos y parece que no se cansa, que amontona y amontona sin dejarse una salida. Se avienta al precipicio. En la galería 666 hay sólo tres grandes formatos, pero vale la pena ir a verlos.

 

 

 

LA JORNADA JALISCO

La cita, en la Coronilla Galería 666

Esta noche se inaugura Petardo, de Enrique Oroz

CECILIA DURAN

Obra de Enrique Oroz

Obra de Enrique Oroz Foto: LA JORNADA JALISCO

El pintor Enrique Oroz inaugurará hoy la exposición Petardo, integrada por 13 obras en las cuales combina imágenes de su subconsciente con elementos de la realidad. Acostumbrado a los grandes lienzos para dar rienda suelta al pincel, en esta ocasión explora las posibilidades de los pequeños formatos. “La revelación fue que pude plasmar ideas que no funcionarían en uno grande”, dijo Oroz.

Combina fuertes tonalidades de óleo, su técnica predilecta, con la finalidad de lograr imágenes emanadas de su subconsciente a las que añade elementos de la iconografía popular, para representar sus estados de ánimo, que van desde la euforia hasta los momentos de mucha calma.

“Las imágenes cuando están almacenadas se asocian con otras y tienen otro significado. Con tiempo toman importancia como protagonistas en mi inconsciente y yo decido pintar los cuadros a partir de ellas”, dice el artista.

En sus obras la figura humana refiere a la parte sexual femenina, “que por un lado es atrayente y seductora y por otro lado es el principio de muchos males de los hombres, sobre todo de aquellos que no tienen claras las cosas y que por ahí pueden perder. Por ahí alguien dijo que ha visto a las mejores mentes de su generación, echarse al río por una mujer, es una imagen que por lado seduce y por otro lado es perturbadora, dependiendo del punto de vista que se encuentre el ser humano y que aborde la situación. La sexualidad es constante en mi trabajo, pero presento la imagen sin establecer el juicio”.

Las formas humanas aparecen con objetos como botellas de Coca Cola, imágenes religiosas, navajas y tenedores. “Coca es un producto, consumo, que hasta cierto punto es dañino para la salud pero todos los consumen, es la imagen del imperialismo brutal, que llega a todos los rincones del mundo. Tal vez la gente no la necesita pero genera en la mente una adicción brutal. Entre una botella de Coca Cola y una imagen religiosa creo un lenguaje, creo una especie de antidiscurso en el sentido de que cada cosa pierde su funcionalidad y generan otro diálogo”.

A los tenedores y navajas los incorpora en sus pinturas porque le representan la posibilidad de borrar una identidad. “A partir de la destrucción de una imagen identificable, hay una esperanza de que se genere una más pura. Es por eso que recurro a las imágenes reconocibles, que todos identificamos como algo que nos sirve para jugar”.

Petardo se inaugura hoy a las 20:30 horas en La Coronilla Galería 666, Andador Coronilla 6, esquina Morelos. Entrada libre.