Invitación






Fotos de la inauguración:
Inés Palomar












Escultora Dolores Ortíz







Francisco Arturo Marín



Rosa y Fidencio Castillo.
De la Esmeralda a la Alameda


ROSA Y FIDENCIO CASTILLO, de La Esmeralda a La Alameda
artículo del Museo de las Artes Universidad de Guadalajara

Para el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara es un gusto y un honor sumarse al esfuerzo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo y la Casa O´ Gorman, en la realización de la muestra de los hermanos Rosa Castillo Santiago (1910-1989) y Fidencio Castillo Santiago (1907-1993), espléndidos escultores de origen jalisciense cuyas aptitudes artísticas las desarrollaron en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, donde destacaron como grandes maestros de esfuerzo, creatividad y disciplina. Esta muestra es una revisión histórico-artística de ambos escultores, que forma parte del programa dedicado a la escultura mexicana, en su séptima edición.

Los hermanos Castillo Santiago, si bien es cierto que desarrollaron paralelamente su profesión docente y escultórica, también es verdad que cada uno guardó su propio estilo artístico dentro de la llamada Escuela de Escultura Mexicana. Ambos formaron a un nutrido número de alumnos de la “La Esmeralda”, de diferentes generaciones.

La muestra Rosa y Fidencio Castillo. De La Esmeralda a la Alameda, plantea cuatro núcleos temáticos: el introductorio, dedicado a “La Esmeralda” como institución formativa, recuperada a base de fotografías, notas periodísticas y hemerográficas de época, emanadas de los archivos de ambos escultores y enriquecido con acervos de los maestros Francisco Zúñiga, Juan Cruz Reyes y Antonio M. Ruiz. El segundo y tercer núcleos son una revisión retrospectiva de la obra de cada uno de los hermanos Castillo. El cuarto núcleo es una síntesis dedicada a dos exhibiciones que marcaron un parteaguas en la escultura mexicana, ambas presentadas en la Alameda Central y en Las Pérgolas, que fueran las galerías del Departamento del Distrito Federal de la Ciudad de México. La primera se efectuó en 1960, titulada Exposición de Escultura Mexicana Contemporánea; y la segunda en 1962, organizada como Primera Bienal Nacional de Escultura. Escultura Libre y Escultura Integrada a la Arquitectura.

En ambas muestras destacaron los hermanos Castillo: Fidencio con mención honorífica en 1960, y Rosa con el premio de adquisición en 1962.

El objetivo del INBA en ambas exposiciones fue impulsar la escultura, dando cabida a la tradición prehispánica, el espíritu revolucionario y las nuevas tendencias que ya manifestaban rasgos de abstracción, geometrismo y la utilización de materiales alternos y de reciclaje, así como la integración de la escultura al urbanismo.

Para la exhibición en el MUSA se integró un quinto núcleo formado por esculturas de artistas jaliscienses o radicados en la entidad, algunos de los cuales, por la misma época, también manifestaron su apego al movimiento nacionalista y otros se inclinaron por explorar las tendencias abstractas. Cabe destacar en este núcleo la pieza del escultor Estanislao Contreras, que obtuvo mención honorífica en la Primera Bienal Nacional de Escultura. Escultura Libre y Escultura Integrada a la Arquitectura en 1962.

El CONACULTA, INBA, MCEDRyFK y MUSA agradecen profundamente el apoyo y colaboración incondicional brindados por Lourdes Castillo Castillo y Socorro Hernández Castillo, que hicieron posible este estudio de revisión y rescate artístico, así como a los coleccionistas que facilitaron sus obras. Sirva la presente exposición para el conocimiento de dos creadores de alto nivel, comprometidos con el país, y como ejemplo para las actuales y futuras generaciones.

La Esmeralda La Escuela Nacional de Artes Plásticas adopta el nombre de Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, mejor conocida como “La Esmeralda”, contigua a la plaza y Panteón de San Fernando, donde se encuentra la calle Esmeralda de la colonia Guerrero, en la Ciudad de México.

En julio de 1942, Antonio M. Ruiz (1895-1964) es nombrado primer director de la mencionada escuela, cuya titularidad tuvo durante dieciséis años. A principios de 1943 dieron inicio las actividades, con 23 maestros fundadores de dicha institución: Enrique Assad, Federico Cantú, Fidencio Castillo, Juan Cruz Reyes, Germán Cueto, Carlos Dublán, Esteban Francés, Jesús Guerrero Galván, María Izquierdo, Frida Kahlo, Agustín Lazo, Carlos Orozco Romero, Luis Ortiz Monasterio, Feliciano Peña, Benjamín Peret, Diego Rivera, Manuel Rodríguez Lozano, Rómulo Rozo, José L. Ruiz, Andrés Sánchez Flores, Salvador Toscano y Francisco Zúñiga. Aproximadamente una tercera parte de ellos eran escultores, aunque algunos practicaban tanto la pintura como la escultura.

Fidencio Castillo ingresó, en 1937, a la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa, donde por sus habilidades se desempeñó como alumno y profesor; Rosa, su hermana, se incorporó en 1944, a tan sólo año y medio de inaugurada “La Esmeralda”, y dos años después fue nombrada profesora de artes plásticas en una escuela primaria.

Fueron años gloriosos que vivieron las artes plásticas y de manera muy destacada la escultura. Muchos reportajes en revistas y periódicos atendieron la vida artística de este centro educativo, como se advierte en este núcleo introductorio.

Fidencio Castillo Santiago (1907-1993)

Nació en Etzatlán, Jalisco, en noviembre de 1907. Fueron sus padres Trinidad Castillo y Raymunda Santiago. Se casó el 1 de julio de 1949 con Paz Castillo Alarcón, originaria de San Luis Potosí, con quien procreó 5 hijos. En 1934 llegó a la Ciudad de México a la edad de 27 años, en donde se desempeñó en diversos oficios. Su amor por la escultura inició al ver el patio de la escuela La Esmeralda donde se encontraban canteros, alumnos y maestros. En 1937, a la edad de 30 años, inició la práctica de la escultura de forma autodidacta; poco tiempo después también inició sus estudios en la Escuela Libre de Escultura y Talla de Directa de la SEP, y debido a sus habilidades participó como profesor de esa misma institución, dirigida por Guillermo Ruiz (1894-1965); asimismo, estudió en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” con los maestros Oliverio Martínez (1901- 1938) y Rómulo Rozo (1899-1964). En 1956 comenzó a trabajar como profesor por más de 30 años.

La mayoría de sus obras son tallas en piedra con inspiración prehispánica y sentido nacionalista.

Falleció el 29 de julio de 1993 en la Ciudad de México, a la edad de 86 años.

Rosa Castillo Santiago (1910-1989)

Nace en Guachinango, Jalisco, en septiembre de 1910. El 27 de noviembre de 1931, a la edad de 21 años, contrajo matrimonio con Antonio Hernández González. En 1933 nació Socorro Hernández Castillo, hija única del matrimonio; 6 años más tarde, en 1939, fallece su esposo. Rosa, junto con su hija y su madre, se trasladan a la Ciudad de México en 1940. Su hermano Fidencio, que ya tenía unos años instalado en la ciudad, le habló de “La Esmeralda”. En 1944 no pudo ingresar a dicha institución, pero se incorporó como asistente en el taller de Francisco Zúñiga (1912-1998), donde aprendió a dibujar, a modelar y la técnica de la tierra cocida; José L. Ruiz le enseñó la talla en madera; también fue alumna de Luis Ortiz Monasterio (1906-1990).

Debido a su trabajo y fervor, la dirección de “La Esmeralda” la aceptó extemporáneamente y le otorgó una modesta plaza de ayudante de taller. Finalmente se graduó en 1949. En 1946 ingresó a la Secretaría de Educación Pública como profesora de arte a nivel primaria. Permaneció como docente por más de 20 años.

Acerca de su trabajo, comentó: “Mi pasión en el trabajo es lo primitivo, lo de tipo racial inconfundible…”. Su producción artística aborda la temática indígena, el idilio en la pareja, grupos infantiles, costumbrismo, el desnudo femenino, maternidades y retratos.

Falleció el 13 de febrero de 1989 en la Ciudad de México, a la edad de 79 años.

Exposiciones en La Alameda, 1960 y 1962

En la primera de estas exposiciones, titulada Escultura Mexicana Contemporánea, participaron 42 escultores con un total de 70 obras. La portada del catálogo fue ilustrada con la obra Hermanas, de Fidencio Castillo, que le valió una mención honorífica.

La segunda exhibición correspondió a la Primera Bienal Nacional de Escultura, a la que le sucedieron tres más en el Museo de Arte Moderno. En esta ocasión participaron, por convocatoria,artistas mexicanos y extranjeros, algunos de reconocida trayectoria y otros cuyo nombre se dio a conocer por vez primera. Se establecieron tres categorías: escultura libre en La Alameda Central,con 36 escultores y 64 piezas; escultura libre en las galerías de la Ciudad de México, con 28 escultores y 63 obras, y escultura integrada a la arquitectura con 5 participantes y 13 maquetas.

Los espacios museográficos fueron los propios jardines de La Alameda para las esculturas de gran formato, y en las hermosas galerías Las Pérgolas las esculturas de pequeño y mediano tamaño. Ambas exposiciones fueron impulsadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes, a través del entonces Museo Nacional de Artes Plásticas, en colaboración con el Departamento del Distrito Federal. Se concedieron tres premios de adquisición por 15 mil pesos cada uno, a Herbert Hoffman Ysenbourg, Rosa Castillo Santiago y Anastasio Téllez; otros premios de 18 mil pesos a Waldemar Sjölander, J. M Giménez Botey y Elizabeth Catlett.

El espíritu de estos dos magnos eventos fue el de propiciar puntos de encuentro entre la tradición prehispánica ancestral, las influencias occidentales y la evolución de nuevos estilos que manifestaban abstracción, geometrismo y las utilizaciones de materiales alternos y de reciclaje integrados al urbanismo, para conformar una nueva estética visual generada en la segunda mitad del siglo XX. Las muestras no perseguían la presentación de las esculturas con un guion museográfico, como se estila actualmente, sino simplemente se les asignó un lugar a cada una de las piezas participantes.

La escultura en Jalisco

El desarrollo de la escultura en Jalisco fue más tardío que la pintura, y aun cuando durante la primera mitad del siglo XX había pocos escultores y la enseñanza institucionalizada de esta disciplina se formalizó hasta principios de los años cincuenta, la tendencia nacionalista también permeó la producción local. Con la llegada de artistas extranjeros a la ciudad, se abrieron nuevos estilos, y pese a las resistencias y los conflictos, algunos escultores tendieron hacia la abstracción.

En este núcleo se presentan obras de León Muñiz (1903-1996), de formación autodidacta, a quien se le considera el primer profesor de escultura no religiosa en la entidad. Se exhibe una talla en madera de César Zazueta (1926-1996), escultor también autodidacta injustamente olvidado. De Miguel Miramontes (1918), primer escultor con formación académica y profesor en la Escuela de Artes Plásticas, se exhiben dos obras que reflejan el profundo sentido nacionalista que había adquirido en la Academia de San Carlos. Se presenta, asimismo, una obra de Mathias Goeritz (1915-1990), cuyas propuestas novedosas no fueron bien recibidas por la mayoría del público y los artistas. Otro tanto le sucedió al francés Olivier Seguin (1927), sin embargo sus enseñanzas sí fueron aceptadas y asimiladas por un grupo de jóvenes que renovarían la práctica de la escultura jalisciense. Entre esos jóvenes estaban Estanislao Contreras (1936), Ramón Villalobos Tijelino (1934), Rafael Zamarripa (1942), Enrique Rico (1941) y Dolores Ortiz (1945), quienes también fueron alumnos de Miramontes.

La obra de estos artistas que aquí se presenta, refleja, de manera sintética, las técnicas y estilos escultóricos que se practicaron en Jalisco durante el mismo periodo en que Rosa y Fidencio Castillo hicieron su obra en la Ciudad de México.