De pintores jaliscienses

por: EL INFORMADOR/Redacción fecha de publicación: 14-01-2007, 00:01 hrs.

Sobre una falsa atribución

Quizás para la mayoría pasó totalmente desapercibido, para otros fue uno de los abundantes lapsus que se encuentran cotidianamente en los medios impresos, pero para mí, constituye un error garrafal que merece una rectificación y el ofrecimiento de una disculpa, por haberle atribuido erróneamente aquí, en la edición anterior de este Suplemento dominical, la reproducción de la obra con que ilustré un texto del doctor Rafael Medina, titulada "La Dama de Rojo", a un autor que no le correspondía, pues le colgué el milagro al talentoso maestro tapatío don Carlos Orozco Romero, (1896-1983) cuando en realidad fue pintada por otro grande la pintura jalisciense, (aunque nacido en Michoacán) el polifacético artista don don Rubén Mora Galvez (1985-1977).

Y van las justificaciones: Cuando uno es joven y comienza a escribir, es a causa de esa edad, irreflexivo y petulante; cree saberlo todo, siendo que en realidad sucede todo lo contrario; por ende, tan fácilmente mete uno el choclo una y otra vez, como difícilmente acepta el yerro; mas cuando se llega al otro extremo de la existencia, y anda uno chocheando, puede darse el caso de que gracias a tantos años vividos se hayan aprendido algunas cosas, pero la memoria se vuelve tan flaca, tan opaca y cenagosa, que con extremada frecuencia cae uno en aturdimientos, confusiones y olvidos muy propios de la senectud. Esto es lo que me suele acontecer un día sí y otro también, y aunque quizás no merezca en este caso particular cargar con el sambenito de ignorante, sí acepto el de babieco y desmemoriado. Si esto es motivo de desprecio de parte de algunos, pues sea, lo acepto, aunque me acojo a la enmienda o más bien, al cobijo de aquella piadosa sentencia cristiana que reza: "Quien se sienta libre de culpa, que tire la primera piedra", aun sabiendo de que pese a ella, nunca faltarán las pedradas. Pero en fin, no todos llegarán a viejos, pero los que lleguen, lo entenderán...

Sobre una verdadera celebración

No sé si en esta ciudad ya lo tendrán considerado quienes deben hacerlo o si ni siquiera lo habrán contemplado, pero yo, desde hoy quiero, cuando menos a través de estas líneas, recordar con especial afecto al maestro don Francisco Rodríguez "Caracalla", de quien en este año se cumple el primer centernario de su nacimiento.

Y es que en efecto, este pintor que nació el 17 de Agosto de 1907 y falleció en esta ciudad el 14 de Septiembre de 1989. Fue un hombre justo, lleno de talento, ingenio, habilidades, audacia, inquietudes, pero sobre todo de una magnanimidad que demostró en todas las tareas que emprendiera, comenzando desde que se inició en el cultivo de sus virtudes innatas en la Escuela Libre de Pintura de Ixca Farías, en el hoy Museo Regional, y posteriormente, con el infalible profesor Vizcarra; luego, como orientador y aglutinador de agrupaciones históricas en el desarrollo del arte jalisciense del siglo XX, como fueron los entonces "Jóvenes Pintores", al cual pertenecieron Raúl Anguiano, Juan Soriano y ese admirable supérstite que es don Jorge Martínez, entre otros; o la célebre "Evolución", en la que estuvieron inscritos Ricardo Baeza, Guillermo Ley, José María de Servín y mi apreciable maestro don Jorge Navarro. Igual, tuvo oportunidad de mostrar su temple pictórico y humano, apoyando a Orozco en su obra muralística realizada en Guadalajara; como también realizando pinturas figurativas de diferentes géneros; agitando el ambiente cultural y artístico local de aquellos años y después, emigrando a la Capital de la República, donde estuvo al frente de diferentes Galerías de Arte en las cuales invitó a exponer a muchos de los pintores de Jalisco radicados en el Distrito Federal y a otros más, tanto mexicanos como de diferentes países, con todos los cuales don Francisco estableció lazos de cálida amistad y solidaridad fraterna.

Fue asimismo penetrante escritor, teórico del arte y crítico, publicando en revistas y en el antiguo diario "Excelsior", hasta que a mediados de los sesenta, regresó para establecerse en Guadalajara, siendo primero, maestro y luego Director de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, donde se entregó más a la enseñanza que a la ejecución de su propia obra, sacrificando el desarrollo de su ingenio en aras de la formación de generaciones de nuevos pintores hoy maduros, que mucho le deben, aunque pocos, agradecidos, lo reconocen.

Yo en lo personal, y por eso subrayo lo de su generosidad, recibí de él, al iniciarme en mi tarea periodística de comentar exposiciones para este diario, no sólo muestras de apoyo y orientación para proseguir en mi tarea, sino que inclusive me hizo objeto inmerecido de su desprendimiento, y me dio además una lección de nobleza y bondad que no olvidé, pues a raíz de una de sus poco frecuentes exposiciones que realizara en la Galería de Artes Plásticas por aquellos años, yo, con la altanería e incompentencia propias de mi edad, tal como señale antes, escribí un texto en el cual maltraté lo expuesto, juzgándolo de insubstancial y desechable, cuando en realidad se trataban de respetables obras experimentales sobre pintura estructuralista, geométrica, campos de color y del empleo imaginativo de materiales extrapictóricos que entonces eran corrientes de vanguardia a nivel mundial. Y él, en vez de irritarse, mostrando su comprensión y experiencia vital, aceptó mi punto de vista y me siguió tratando con deferencia y con un mayor aprecio que duró hasta el final de sus días, dándome así una valiosa lección.

Por eso reitero aquí mi especial e imborrable afecto por el maestro "Caracalla", y ojalá que en este año en que se cumple su centernario pueda reunirse parte de su escasa y dispersa obra para rendirle un merecido homenaje de parte de las burocracias culturales, ya sean políticas o universitarias, encargadas de estos menesteres, y si no, de cualquier manera, insisto, sean estas líneas de evocación personal, una mínima prueba de mi respeto y aprecio a su persona y a su, para mí, imborrable memoria.

José Luis Meza Inda/01/2007