"Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños"

Enviado a Claudio Jiménez Vizcarra el 6 de octubre de 2015

Notas de Viaje I
Gabriel Canales

 

Tenesse Williams en un Tranvía llamado deseo, escribió el personaje de Blanche Dubois, quien al final de la obra dice una frase que se ha hecho famosa, por diferentes razones: desde la homosexualidad del autor y sus encuentros fortuitos con desconocidos hasta la condición de la misma protagonista, que vive con un trastorno mental y debe ser recluída en un hospital. Ella dice la frase al enfermero que va a recogerla a casa de Stella, hermana de Blanche. Todo esto para contarles que si Blanche dependía de la bondad de los desconocidos, yo he dependido no sólo de la bondad de mis amigos, sino de la de mi familia. Hoy acabo de terminar un viaje maravilloso con Martha Pacheco, en el que dependí de su enorme generosidad y de la de tantos amigos que nos recibieron o vimos. Así, puedo mencionar a Barbara y Hermann Burkard, a quienes visitamos en Gemuende en el rio Main, su casa recuerda a Mexico por las artesanías textiles y cerámicas, que la adornan. A Gudrun Wagner, atrincherada en su Westerwald, en el caserío de Ersfeld, ahí mismo, en otro caserío Ulrike y Ulrich Summerer, pintor que nos enseñó su atelier, listo para participar en Las puertas abiertas en Ahlbach, con quienes cenamos. En Berlín a Norbert Specker, el primer amigo europeo que conocí y, eso fue en 1978 por medio de un aviso en el instituto Goethe, donde solicitaba departamento y yo, le presté el de unos amigos de San Francisco, que lo necesitaban sólo dos semanas al año. Norbert vive frente a la iglesia Gethsemane, que fuera la de las reuniones pacifistas en la que dejó de ser hace 25 años la DDR. Conocimos a la bella Nefertiti, ¡qué escultura! Fuimos al museo Pergamón, al de Kaethe Kolvitz, al Martin Gropius Bau, a ver la exposicion de Holbein a Hockney, de la colección Wuerth, que incluía una sala de arte mexicano con obras de Tamayo, Toledo y Riestra y, en otra sala junto a buenos Boteros un cuadro de Gironella de Edith González representando a la infanta Margarita. Tuvimos un encuentro inesperado con la hija del Dr. Mario Rivas, en el comedor del museo. Emocionó mucho a Martha que la haya reconocido.

Anita Stapel, nos recibió en mi querido Hamburgo, donde vimos una exposición con el tema del agua en varias disciplinas artísticas: pintura, grabado, fotografía, etc. Aprovechando el buen tiempo hicimos un recorrido turístico por el puerto.

De ahí, nos fuimos en tren a Colonia para maravillarnos con la monumentalidad de su Dom/Catedral y volar a Madrid donde nos esperaban en el aeropuerto de Barajas Teresa Margolles y su amigo Rafael, un tipo amable por excelencia. Martha estaba feliz de ver a su amiga con quien estuvo dos semanas. A mí, del aeropuerto me dejaron en Ventas, aclaro, la plaza de toros para llegar al depto de Marina Díaz quien me esperaba para cenar, viví ahí, aunque ella tuviera que irse al Festival de San Sebastian de parte de su trabajo en el Instituto Cervantes. Todo estuvo bien en Madrid, Martha y yo nos vimos casi todos los días; visitamos los museos de rigor, vimos las pinturas famosas, comimos muy bien. La familia de Marina me invitó al cumpleaños de su padre José Luis, celebrado en restaurant. Fuimos al teatro a ver varias obras, de las cuales sólo dos valieron la pena: La balsa de la medusa versión teatral de El ángel exterminador y una Madre Coraje, de antología puesta en la Sala Fernando Arrabal en Matadero, un espacio cultural alternativo, por demás interesante. Vi dos docenas de peliculas aprovechando el arsenal de Marina.

Escribí que todo había estado bien, menos que dejé plantada a Rosa Montero en un café en el que me citó el lunes 21 y yo, confudí la fecha, creí que era el martes 22. Toma chango tu mecate, me cuatrapié con el calendario.

Fuimos a Toledo, venden una pulsera que permite visitar 6 templos, no fue la visita de los 7 templos, fue en realidad una buena oportunidad para apreciar su arquitectura, algunos fueron mezquitas y ahora son monumentos o iglesias y, por supuesto en uno de ellos apreciamos el cuadro del entierro del Señor Orgaz, del Greco.

Continuará... Gabriel.