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Jesús Guerrero Santos (San Martín Hidalgo, 1939)
llegó al oficio de la cerámica casi a los 50 años, luego de recorrer
caminos como la arquitectura, la filosofía y la promoción del cine, “su
segundo amor”. Reconocido por piezas que combinan la cerámica vidriada con
incrustaciones de metal, este año cumple 20 de realizar obras que han
llegado a manos de mandatarios y líderes religiosos y que están presentes
en lugares como la Casa Blanca o la Casa Real de España. El tema religioso
es una constante en su obra, de ángeles, vírgenes de Guadalupe, cruces
barrocas, de constantes azules. Director del Instituto Jalisciense de la
Artesanía de 1989 a 1993, define su obra como arte popular y, entre sus
futuros proyectos, se encuentra el realizar una revisión de la presencia de
la artesanía en el fervor popular. Por lo pronto, la Cámara de Comercio de
Guadalajara, donde tuvo su primera muestra en 1989, organizó una serie de
exposiciones con sus piezas más recientes a manera de festejo.
¿En retrospectiva, cómo han sido estos 20 años?
Es desde el arrojo que tuve a una edad y sin recursos, el poder decidir
cambiar. No sabía nada del hacer cerámico, me enseñé, sigo aprendiendo. La
cerámica es algo difícil de hacer, que viene siempre con los materiales, el
horno, el fuego como un socio que no sabes qué tan vulnerable es. Estos 20
años han servido para saber qué hemos aprendido, revisar que nuestro
trabajo ha servido para dar presencia a México a través de nuestras piezas,
objetos de relación, objetos que recuerdan el hecho.
¿Cómo llegó al mundo de la cerámica?
No estaba conforme con lo que estaba haciendo. Cambiar de camino en la vida
no es nada fácil: me aventuré a revisarme profundamente y encontré que mi
vocación se encuentra en esta forma de trabajar, en esta forma de expresarme.
Mi infancia la viví rodeado de artesanía: de ahí mi amor y el encanto que
tiene ahora mi oficio. En mi taller pretendemos hacer arte popular, hacer
piezas únicas. Parte del embrujo de este trabajo está en esa parte
experimental. Siempre una forma nueva, una reacción diferente, ahí radica
esa novedad continua.
¿Qué significa trabajar con procesos artesanales?
Es respetar. La cultura artesanal existe, algunas cosas llegaron para
quedarse, otras para reinterpretarse, y las influencias que hemos tenido de
diferentes culturas las hemos ido manejando para introducirlas y darles
nuestro carácter. La información del hacer artesanal tiene esa cercanía al
servicio. Ahí está el encanto de la artesanía.
¿Qué lugar ocupa la artesanía en la cultura mexicana?
Se ha ido desplazando porque llegó la industria. La cobija que era
artesanal ahora es desplazada por una máquina que hace mil cobijas,
mientras que de forma artesanal se hace medio metro.
¿Va a desaparecer la labor artesanal?
Se va a ubicar. La artesanía va a recuperar su lugar como manifestación de
lo que fue, y uno de los papeles más importantes de la artesanía es nuestra
identidad. El jarro, la cobija y el huarache nos
recuerdan quiénes somos y de dónde venimos. Los diseños, la imagen de la
artesanía ya quedó impresa y es nuestra intención es transformar la
artesanía en arte popular.
¿Cuáles considera sus piezas emblemáticas?
Pieza por pieza las elaboramos con nuestras manos y fue una idea que nació
de mi cabeza. Me significa el trabajo en sí, pero si hay que escoger sería
el relicario de cerámica que contiene los restos de los 25 mártires
mexicanos.
¿Considera sus piezas como arte?
Las considero arte popular, porque estamos cooperando un grupo de gente
para realizarlas. Gracias a la comunicación entre el diseño y el oficio se
logran nuestras piezas.
¿Cómo ve el interés de los jóvenes en el arte popular?
Contemplar un petatillo, un textil, contemplar el oficio siempre es
apasionante para cualquier edad.
¿Cómo incorporar las técnicas tradicionales con las que se trabaja en su
taller, en realizar piezas más contemporáneas?
Las técnicas las hemos ido trasformando. De haber horneado con leña, ahora
estamos horneando con electricidad, nos hemos ido adecuando.
¿Qué le han dejado estos veinte años de su trabajo como ceramista?
La comunicación con la gente. Gracias a mi trabajo he estado delante de su
santidad Juan Pablo II y he estado en museos muy importantes.
¿Qué caminos le faltan por recorrer, qué piezas le faltan por hacer?
Más que nunca necesitamos en México contemplar lo nuestro para seguir
trabajando. Necesitamos formación, y parte de esa formación está en el
mundo artesanal, con la necesidad de expresar lo que con nuestro trabajo
hemos los artesanos en la historia, y eso es cultura y es información.
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