Exposición en Casa Vallarta, José Fors
se despide del realismo
EL INFORMADOR Artes Plásticas
José Fors. Foto: Alonso
Camacho
- José Fors presentó “La colección la titulé Trabajos
2007-2008”
Las piezas fueron “un experimento de esta nueva expresión: son como mi
laboratorio de lo que quiero exponer en octubre (en el Exconvento),
cuando cumpla 50 años”
Junio5, 2008
GUADALAJARA,
JALISCO.- En el interior de las líneas más simples aparecen “filigranas” de
un gran dibujante. Geometrías compuestas de rayones milimétricos que buscan
hacer más con menos elementos. En el fondo son las primeras expresiones que
delatan la ruptura estética de José Fors con la
anatomía y elementos del realismo. “La colección la titulé Trabajos 2007-2008
porque ahí empieza el cuestionamiento y la obsesión de qué tipo de artista
plástico soy”, señala el músico y pintor que esta noche muestra en Casa
Vallarta 63 piezas que fueron “un experimento de esta nueva expresión: son
como mi laboratorio de lo que quiero exponer en octubre (en el Exconvento), cuando cumpla 50 años”.
Carlos Beltrán, ex director y ahora asesor del espacio cultural, resalta que
es extraordinario lo que está haciendo Fors (La
Habana, 1958), “se animó a dar el salto al vacío al alejarse de la figura,
era algo que tenía que pasar en algún momento. Y esta exposición es como una
gran fiesta para José”.
La conclusión de esta nueva etapa, a casi 30 años de haber estudiado dibujo
anatómico con Roberto Martínez en Miami, “es que soy un artista de caballete
y lo seguiré siendo y lo que me apasiona hoy es resolver el problema del
rectángulo blanco del lienzo, con trabajar en ese espacio delimitado. Esta
idea la trabajé (para la exposición) con la pasión por la caligrafía
oriental, que es como mi segundo Miguel Ángel, porque mi primer maestro fue
Miguel Ángel, ahora lo son los maestros de la caligrafía, aunque finalmente
lo que hago es línea, dibujo, porque ese es mi fuerte, creo que es lo que me
une con mi obra anterior”.
Fors añade que la ruptura estética efervesció porque “me harté de que fuera tan
narrativo lo que pintaba y estaba el cuestionamiento de si lo que hacía era
ilustración o pintura”.
A partir del dibujo, el cubano empezó a examinar los valores de la línea y
“ahí encontré trazos más libres, puros. No tengo nada de Zen,
pero estos movimientos de los dibujantes del Zen me
parecen extremadamente puros y mi proceso es que, de mi dibujo barroco,
le voy quitando elementos”. Sin embargo, el músico confiesa que detrás de las
líneas aparecen filigranas de trazos, “quito elementos pero siempre estoy rayoneando y rellenando los espacios. Así que estoy
haciendo una combinación”.
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