Visiones de Atemajac

Kraeppellin demostró que las visiones estéticas heterodoxas no están reñidas con los fogurativismos. EL INFORMADOR.S. NUÑEZ

  • Colaboración de artes

Algunos caían en gracia por simpáticos y originales

Juan Kraeppellin (I)

No era fácil estar de acuerdo con todos los desplantes y excesos de Kraeppellin. Algunos caían en gracia por simpáticos y originales; otros nos sorprendían por estrambóticos; otros más nos sacaban de balance por impertinentes o gratuitos, pero en lo que todos, quienes lo conocimos, sí coincidimos, fue en reconocer la valía artística de su producción pictórica y escultórica. Con su proyecto de vida no solo aportó a la escena local una renovación del cliché del comportamiento público -casi siempre adocenado y conservador- de los artistas avecindados en esta región, sino que demostró que las visiones estéticas heterodoxas no están reñidas con los figurativismos dominantes tan propios del arte tapatío. Hasta hace poco tiempo ambas tendencias reñían en el gusto e imaginario local. Hoy, jubilosamente pueden cohabitar de manera armoniosa. Kraeppellin, entre otros artistas, fungió como generoso puente. Lo hizo a contracorriente y tal vez sin tomar en serio o con plena conciencia su rol particular, pero, al final de cuentas, de manera efectiva. Impuso un estilo de vida y de arte. El desparpajo, la irreverencia, la provocación eran sus aparentes divisas, detrás había una valiente congruencia y un amor profundo por la vida y el arte plástico.

¿Cómo eran sus pinturas y esculturas? Deudor del expresionismo, Kraeppellin parte de esa base y la ajusta a su particular visión del mundo. Desfilan personajes grotescos, expansivos, erotizados a través de atmósferas farragosas, densas, delirantes. En momentos hay violencia y estridencia, en otros prevalece la tensa calma de las premoniciones. Los personajes pintados se revisten de ropajes confeccionados con pinceladas gestuales, formas y diseños caóticos y zigzagueantes y colores estallando. ¡Qué importante es el color en las pinturas de Kraeppellin!: lo maneja con particular intuición y evidente regodeo, casi hedonismo. Las esculturas, en contraste, tienen la pureza, sensualidad y amabilidad de las formas orgánicas, de las frutas del paraíso.

navatorr@hotmail.com

CRÉDITOS: Informador Redacción / MFRC

Marzo 31, 2009