PÚBLICO MILENIO / PERFIL   Jueves 5-enero 2006

Con múltiples formas, como ramas de árbol

 5-enero-06

 

 

ver versión en pdf

 

 

Foto: Rafael del Río  

 

 

Los paisajes oníricos han estado presentes en el camino de la pintora Lucía Maya desde hace 30 años. Siluetas precisas, rostros etéreos y horizontes de ensueño se dibujan a través del pincel de la artista, quien durante su carrera ha trazado un discurso estético marcado por la experimentación y la contemplación.

 

La trayectoria de Maya comenzó en 1975, cuando tenía 22 años de edad. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y su formación continuó en la Academia de San Fernando, en la capital de España. Desde entonces, su trabajo se ha expuesto en museos y galerías de Guadalajara, Mérida, Puebla, Guanajuato, Monterrey, Distrito Federal, así como en diversas ciudades de Estados Unidos, Puerto Rico y República Dominicana. La propuesta plástica de Maya forma parte de los acervos del Museo de Arte Moderno de la ciudad de México, del Instituto de Cultura y del Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico.

 

Para celebrar sus 30 años de carrera y mostrar su evolución creativa, la pintora prepara Veladuras de la memoria, una exposición retrospectiva que ocupará los muros del Museo de las Artes de la UdeG en febrero. La muestra estará integrada por 70 obras, entre grabados, óleos, dibujos, arte digital y libros de artista que se acompañarán de material audiovisual.

 

La pintora señala que su vocación ha sido diversificar sus propuestas creativas a través de la exploración: “Mi carrera ha sido como un árbol que va creciendo, sus ramas se extienden en muchas direcciones al mismo tiempo, porque he podido trabajar con muchas técnicas, no me he abocado a trabajar solamente una”.

 

Bajo esa premisa, a partir de 1998 ha experimentado las formas del arte digital y la animación de imágenes a través de la computadora. Aunque consideró que esta técnica aún no es aceptada por algunos artistas y coleccionistas de arte, describe que “el alma del artista se refleja en su trabajo ya sea en un óleo o en una pieza digital. Todos mis sentidos y mis manos están en mi obra, aunque los instrumentos son diferentes”.

 

Actualmente, Maya trabaja en la elaboración de una serie de libros de artista que denominó Alma profunda, la zona ígnea. La colección está compuesta por seis tomos, en los que plasmará sus experiencias recogidas en un viaje alrededor de Grecia.

 

Finiquito, el primer volumen de la colección, es una pieza de pequeño formato que incluye fotografías digitales que la artista tomó en la isla de Santorini. Durante este año, la pintora planea terminar la colección de libros y exponer su trabajo plástico en la capital de Puerto Rico. “2005 fue un buen año para mí, de mucha enseñanza técnica y espiritual. Hice viajes muy enriquecedores y me siento muy agradecida con la vida, espero que 2006 también lo sea”, concluye.

 

 

Rebeca Pérez Vega