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Lucía Maya despeja la memoria

Celebra 31 años de carrera

foto: Roberto Antillón

 

Corina Preciado

Guadalajara,  México (24 enero 2006).- La pintora Lucía Maya dice que crece como los árboles: para todas partes.

Una rama apunta hacia el extremo de la pintura, otra hacia los libros de artista; sus hojas se extienden hacia el dibujo y su raíz se empieza a hundir en el arte digital.

Maya celebra 30 años ó 31 para ser exactos de dar frutos.

El aniversario lo celebra con la exposición "Veladura de la Memoria", que se inaugura el 16 de febrero en el Museo de las Artes.

"Esta exposición se iba a hacer el año pasado cuando cumplía los 30; pero yo estaba viajando mucho, estaba en Puerto Rico y no alcanzamos hacerla el año pasado", justificó Maya.

La muestra de Maya es una retrospectiva compuesta por aproximadamente 70 obras que han sido seleccionadas en parte por su hija Isis.

Las piezas ofrecen un panorama de lo que ha sido el florecimiento plástico de Maya desde los años 70 hasta la fecha.

Las creaturas con rostros malévolos emblemáticas de su producción en los años 80, su fascinación por la luna, las sandías, las sirenas y sus miniaturas aparecerán en esta exhibición.

A diferencia de la retrospectiva que tuvo en Puerto Rico hace dos años, en donde se mostró mayormente pintura, en "Veladura de la Memoria" habrá más dibujo.

También incluirá el arte digital que Maya empezó a producir en 1998.

"Cada técnica es diferente y te proporciona distintas emociones, no es lo mismo dibujar que pintar, como no es lo mismo bailar que cantar, son emociones distintas y la gente piensa que en lo digital no hay alma, pero ese es un error, el alma está en el artista no está en el óleo ni en el dibujo ni en lo digital, sino pues los escritores que están escribiendo en el ordenador no tendrían alma", explicó Maya.

"Yo no dejo de dibujar, yo no dejo de pintar, he dejado de grabar sí estos siete años porque me he dedicado a investigar todo lo digital y ha sido muy complicado. Yo no me atrevía a encender una computadora; en ese sentido entiendo a muchos artistas de mi generación y de generaciones más atrás que no se atreven todavía a hacerlo y me da mucho gusto cuando me encuentro a alguien de mi generación que sí (se atreve)".

En estas tres décadas de trabajo Maya reconoce que también hay troncos que extienden su sombra sobre la producción plástica que se hace en Jalisco.

A pesar de que, según la pintora, hay muchos y muy talentosos artistas en el Estado, los coleccionistas no los apoyan

"Lamento decirlo pero hay mucha competencia, hay celos y un artista no debe de sentir esos celos, para todos hay porque cada uno es distinto", añadió Maya.

La misma autora de obras como "Desacuerdo" reconoce que tuvo celos de José Fors cuando trabajó con él en 1986 en el taller de Alejandro Ehremberg, frecuentado por creadores como Leonora Carrington.

Pero sus celos eran también admiración, asegura Maya, no así los del pintor José Luis Cuevas, según recuerda.

Ahí se topó con la envidia que puede cambiar un paisaje.

"(José Luis) Cuevas no soportaba a José (Fors), pero esos son los otros tipos de celos que estamos hablando. Fors es una persona que siempre está ahí y Cuevas iba a trabajar a ratitos y pidió que por favor Fors no estuviera ahí, pero que yo sí podía estar".

A pesar de los celos, Maya arroja fertilizante en "Veladura de la Memoria".

                                                                                                                                                                                        

 

Lucía Maya nació en 1953 en la Isla Catalina.

Fue alumna de los pintores Jorge Martínez, Jorge Navarro, Francisco Rodríguez "Caracalla" y Alfonso de Lara Gallardo.

Estudió en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid España; en el Instituto Allende en San Miguel Allende y en el Molino de Santo Domingo en la Ciudad de México.

En 1979 presenta su primera exposición individual "La Casa de las Muñecas" en la Casa del Lago del Bosque de Chapultepec.

En 1996 pinta la cantina La Fuente provocando reacciones a favor y en contra.

En 1998 crea la editorial Sístole-Diástole dedicada a libros de artista.

El Ex Convento del Carmen expone en el 2000 la retrospectiva de Maya titulada "Luz Implacable".

Fuente: "Luz Implacable"