Casas y Gente
noviembre 2005 no. 200
Importante
muestra de Arte Actual
En el Museo
Metropolitano de Monterrey
Por Alfonso de Neuvillate
Fotos: Museo Metropolitano de Monterrey
Celebración
de las fiestas patrias con el niño Fidencio, 2005.
l Museo Metropolitano de Monterrey
celebra su décimo aniversario con la exposición titulada “Interludio 70’s y
80’s que abarca obras de 36 destacados artistas que se manifiestan en pintura,
escultura e instalación.
Esta es la segunda parte de “Arte nuestro: Monterrey 2005”. Muestras de los
creadores representativos que continuaron a la generación de los “artistas
del taller”.
Además una merecidísima exposición de homenaje a Juan Caballero (1959-1998): memoralia.
Muestra, la de este artista, más que justificada y merecida ya que representó
y es fundamental para el examen, la toma de conciencia, la comprensión de un
ser humano, un hombre que, a través de sus trabajos estéticos, supo mostrar
con una honestidad a carta cabal y con formas de su expresionismo
individualista subjetivo y paradigmático, su condición de ser, en el ser, el
será y en el siendo, pese a discriminaciones obsoletas formas de conducta y
retrocesos de ciertas sociedades y ciertos gobiernos. Hizo énfasis en su
intimidad y en su revelación-revolución humanista.
La existencia y su esencia en el grito silencioso de sus hombres, de sus
alter ego que denuncian sin palabras que se acongojan y que se evaden,
rebelándose, de sus conflictos para reproducirlos en la obsesión y en el
paradigma. Gran artista y excelente enjuiciador del ser. Por ello, estos
seres plasmados por Caballero contienen el misterio de la existencialidad
y definen su grandeza en las mortecinas y apocalípticas figuras del
quebranto, la lujuria y hasta la melancolía.
Los 36 artistas que conforman esta exposición surgen tanto en la década de
los 70’s y en la de los 80’s. Muchos de ellos recibieron formación académica
artística y otros surgieron de ramas como la arquitectura, el diseño y la
comunicación.
Las transformaciones culturales; el empleo de nuevas técnicas y de materiales
expresivos; la unión de tendencias y la absorción de soluciones estéticas a
la ya muy deteriorada concepción de lo que es la obra de arte, fructifican,
tanto en el experimento como en la búsqueda de lenguajes propios
característicos de la fuerza de la juventud pensante. Grandes logros como es
el caso de Julio Galán (1958) y del extraordinario Xavier Meléndez (1937) que
hace del vidrio, medio para alcanzar lo extraordinario que es lo sagrado del
rito creativo.
La luz, en sus objetos escultóricos, como la espacialidad
y el geometrismo son y han sido determinantes en su
obra vítrea; única en su género y alabada ya en todo el mundo del arte.
Son las obras de Meléndez aerolitos luminosos, ráfagas de ascuas
metamorfoseadas, gemas diamantinas intergalácticas, piedras lunares y cometas
en ebullición diamantina. Son rompecabezas de vidrio astillado por estrellas
polares y satélites. Son la verdad de lo aparente y los hechizos de la luz
proyectada al vacío sentimental.
Es la verdad del soñar y es el poemario de los niños: las auroras y los
ocasos de mares liliputienses y esferas de antigua descendencia. Son la
exaltación del sol y las manecillas del infierno mental. Es el astrolabio
marino y es la estrella de los vientos flamígeros congelados. Participan en
esta singular y señera exposición Alberto Vargas, Alejandra Flores García,
Antonia Pérez Maldonado, Arturo Marty, Silvia
Ordóñez, Beatriz Zepeda, César García Cavazos, Damián de la Rosa, Diamantina González,
Elizabeth Gartz, Enrique Canales, Enrique Cantú,
Fernando Fuentes, Federico López Castro, Flavio Garcíandia,
Gerardo Azcunaga, Graciela González, Héctor Cantú
Ojeda, Jorge Elizondo, José Remigio Valdés, Julio
Galán, Leopoldo Lomelí, Lupina Flores, Fernando
Cervantes, María Elena Cueva, María Sada, Martha
Chapa, Miriam Medrez, Rafael Calzada, Raúl Oscar
Martínez, Roberto Cordero, Rosario Guajardo, Sergio Galán, Sergio Villarreal, Xavier Meléndez y Ximena Subercaseaux.
Diversas maneras de encontrar, luego de buscar o rastrear en lo conocido y en
lo desconocido, la solución particular a las inquietudes. Y ellas son
diferentes. Chapa es ilustrativa, Galán es hiriente y sarcástico, va por los
laberintos íntimos que se debaten entre la dualidad y la ambivalencia, que
rastrean por el acontecer y repentinamente son señas, íconos, párrafos
moribundos de poemas idos y lejos de comprender. Es un arte de sutilezas y de
obsesiones, de pasiones bajas y sentimentales reminiscencias burdelescas, de antaña vecindad. Presencias domésticas de Elizondo, González y Calzada.
Tres voces que están y son. Tres alternancias de valores tres. Son y están.
Presencias de antipresencias en marcos
aparentemente domésticos, apacibles, que contienen la bomba que irradia rabia
y generalidad expansiva. Muchas veces los poemas pictóricos se contestan con
misteriosos poemas anagramáticos. Esto sucede al sucederse esta cantidad de obras
de arte que se confrontan, con ellas mismas y con el espíritu de los
espectadores inteligentes.
La obra de Roberto Cordero, interesante por trascendente, muestra las
interrelaciones de este artista con maestros pretéritos. Introduce a
personajes clásicos de la modernidad, como es el caso de las figuras
arquetípicas de la identidad de Grant Wood, en su obra maestra que fue American
Gothic de 1930. La mirada precisa, intensa,
sarcástica y socarrona de Cordero da nueva interpretación a la pintura que
desea expresar, amalgamándola, la consistencia fugaz de nacionalismo y
decurso de lo popular, elevado a rango de gran arte.
Rafael Calzada, con sus obras, de refinado colorido y de tonalidades
opalescentes, en base a formas de listón, crepúsculos adversos y brillante
resultado, deviene piezas con grande carácter, alegría y metamorfosis de los
valores. Un pintor de acertijos y soluciones espléndidas. Lluvia evidente de
signos que rotan con y el color transfigurando la imagen del imaginismo.
Exposición en el Museo Metropolitano de Monterrey. De agosto a noviembre del
2005. De lunes a domingo de 10 a 22 horas. Entrada libre.
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