La escultora
participa en encuentro de creadoras indígenas
Sueños
y pesadillas de barro en la obra de Maricela
Gómez
ARTURO JIMENEZ
ENVIADO
Hermosillo,
Son., 10 de marzo. Hace apenas un par de años, Maricela
Gómez López, mixteca de 32 de edad y radicada en
Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca, no se imaginaba
a sí misma como escultora, como una más de esos artistas que ella atendía
para recibirles y entregarles sus obras de arte cuando era empleada de una
galería en la ciudad de México, donde trabajó por más de una década.
Ahora esta pintora
incipiente y escultora revelada de figuras de barro participa en la capital
sonorense en la exposición colectiva de pintura, escultura, fotografía y
bordado Mujeres de luz y color, una de las varias actividades del
sexto Encuentro Nacional de Creadoras de Sueños y Realidades. Mujeres
Indígenas en el Arte.
El encuentro fue
inaugurado en el Instituto Sonorense de Cultura la tarde del jueves, Día
Internacional de la Mujer, por el gobernador Eduardo Bours
y otros funcionarios de cultura estatales y de la Dirección General de
Culturas Populares e Indígenas.
Momentos después,
afuera, en la Plaza Hidalgo, las creadoras comenzarían a compartir su arte
con el público sonorense. Por ejemplo, la poeta zapoteca Irma Pineda leyó
una de sus obras para que, enseguida, la cantante y fotógrafa Martha Toledo
lo interpretara. Ese poema es parte de los 12 textos bilingües
musicalizados, creados por cuatro poetas zapotecas contemporáneas, que
integrarán el segundo cidí de Martha.
Fueron el azar, las
circunstancias vividas y una vocación apenas descubierta, y ahora
irreversible, las que tienen por estos días a Maricela
Gómez exponiendo sus cajitas de madera pintadas con escenas de fondo y
conteniendo figuras de barro que representan los más diversos temas: su
infancia, el machismo, sueños de esperanza, pesadillas sociales, migrantes, rostros tristes, contentos.
Antes la escultora
no utilizaba las cajitas de madera en sus obras, pero se le ocurrió
adaptarlas como parte de la pieza y a la vez como protección porque, cuando
las transportaba para las exposiciones a donde era invitada, muchas de
ellas se le rompían.
Sin embargo, la
escultora no ha dejado de modelar sus figuras de barro y presentarlas sin
el formato de las cajitas, pues, por ejemplo, en esta colectiva también
muestra el busto de una mujer con trenzas, llorando y el rostro levemente
inclinado.
Otra de sus piezas
es una cajita de sueños que contiene una balsa con tres personajes remando
y, en primer plano, dos muros de barro "que se van desgastando"
porque Maricela sabe que esas bardas entre
Estados Unidos y México sólo causan dolor.
Una pieza más es
una cajita vertical con tres rostros de barro en relieve y alineados de
arriba abajo, con una pared de fondo tapizado de billetes de un dólar. Destaca
también un tríptico de cajitas con diversas escenas pintadas y en barro que
recrean el vía crucis de los indocumentados,
siempre son personajes de escasos recursos.
En una de ellas un
hombre café, de tierra cocida, trata de brincar la barda fronteriza. En
otra un adulto y su hijo, de la mano, muestran la desolación. En una más,
un señor sostiene en hombros a su mujer para que, con su bebé en la
espalda, sostenido por su rebozo, trepe y trasponga la barda. Y detrás de
todas ellas, siempre, los helicópteros vigilantes.
Y es que antes de
trabajar en la galería, Maricela también fue
dependienta de una pollería en Tijuana, ubicada sólo a dos cuadras de la
línea fronteriza y desde donde veía el ir y venir de indocumentados
mexicanos o centroamericanos en busca de una oportunidad para cruzar.
Aquí en Hermosillo
las obras de Maricela Gómez López reiteraron la
buena suerte de venta que por lo general tienen, pues todas las piezas
fueron adquiridas la misma noche de la inauguración de la colectiva.
Cuando la escultora
aún era empleada de la galería conoció al que ahora es su esposo, Manuel
Reyes, también oaxaqueño, pintor y escultor. Esa fue la otra influencia que
trazó el camino hacia el arte que desde hace dos años recorre Maricela |