Kassner escribió un libro sobre el artista alemán
Con los años, se reconoce el
aporte de Goeritz a México
Merry Mac Masters
Dos años
antes de que falleciera, el artista alemán radicado en México, Mathias Goeritz, puso en manos de Lily Kassner su archivo
fotográfico personal y de obra. De inmediato, la investigadora especializada en
escultura propuso hacer un catálogo razonado. Goeritz respondió que eso sería ``casi imposible'' porque no todo lo que había hecho en
su vida estaba en la fototeca. Trabajar, no obstante, con lo que había le
pareció a Kassner ``el paso que uno da'' para algún
día llegar a algo más completo.
En la introducción a Mathias Goeritz-obra. 1915-1990, que comprende de 1935 a
1991 (postmortem se inauguró una escultura en
Israel), con obra realizada en Alemania, Francia, Marruecos, España,
Guadalajara, DF, Estados Unidos, Villahermosa, Monterrey, Israel y Austria, la
doctora en historia del arte indica que ``las fichas técnicas correspondientes
a cada una de las ilustraciones aparecen tal como las escribió el artista:
título, según lo anotó (en alemán, inglés o francés, con su respectiva
traducción al español por mi parte), fecha de realización, medidas, materiales
y, hasta donde fue posible, la información respecto de su ubicación actual en
museos o colecciones privadas, así como el número de catálogo en las
exposiciones que formaron parte''.
Al final se incluyen algunas fotografías que no
pertenecen al archivo como aquella de la obra que su última compañera, Ana
Cecilia Treviño Bambi, donó al Instituto
Cultural Cabañas de Guadalajara.
Ese ``estudio'' de la vida y obra de Goeritz comprende una biografía. Kassner recuerda: ``Dos años antes de que muriera Mathias, yo
lo frecuentaba muchísimo en su casa. Iba casi diario. Revisábamos pasajes de su
vida, de los países donde vivió, con quién se llevaba, qué es lo que había
hecho''. Aparte de querer plasmar en los presentes volúmenes la ``dadivosidad,
bonhomía y apertura'' del artista, Kassner también
investigó lo sucedido en los diferentes países donde Goeritz vivió.
Sostener ideas ``perversas''
La biografía incluye, entre otros, los siguientes
apartados: Guadalajara en un llano, México en una laguna; El Eco; Creador
controvertido: piedras y flores; Los 50 en la cultura de México; Las Torres de
Satélite; Torres de Temixco y casa de Cuernavaca;
Vida sentimental; Hartazgo; Poesía concreta; La ruta de la amistad; El Espacio
Escultórico; El Laberinto de Jerusalén.
Hay una bibliografía, una hemerografía y nueve apéndices: respecto a su tesis de doctorado; anotaciones sobre la
Escuela de Altamira; las entrevistas que el arquitecto y escultor Fernando
González Gortázar hizo a los alumnos de Goeritz en Guadalajara; un texto de su autoría sobre la
libertad de creación; otro referente a la construcción de El Eco; el
Manifiesto de la Arquitectura Emocional; su escrito Introito amistoso;
El proyecto Goeritz; y su curriculum.
Como parte de sus conclusiones, Kassner señala que ``desde luego, no todo fue miel sobre
hojuelas para Goeritz en México'', y cita al libro
homónimo de Elke Werry:
``Los arquitectos tenían una orientación más internacional. Sólo los pintores
parecían tener problemas conmigo, pues preferían que me fuera. Me veían como a
un energúmeno que había osado traer a México un arte universal, un arte
internacional, cosa que estaba prácticamente prohibida entre los artistas de
aquí. Me acusaban de querer introducir ideas perversas al país''.
Si el artista fue ``insultado y cuestionado'', Kassner apunta que nunca fue con el rigor que él muchas
veces en sus escritos se cuestionó a sí mismo. Su autocrítica era implacable,
afirma la autora, antes de citarlo de nuevo en el libro de Werry:
``en ocasiones me pregunto si mi trabajo tiene algún sentido; si por el
contrario, no se basa en un error...'' Sobre este rechazo hacia Goeritz, Kassner amplía: ``Tuvo
una aceptación en un grupo muy especial de arquitectos. Hubo rechazo por
ejemplo cuando el rector (de la Universidad Nacional Autónoma de México) Nabor Carrillo le quiere dar a Mathias un puesto en el Museo Universitario; Diego Rivera y Siqueiros se levantan en contra de eso. Cuando Mathias hizo los
vitrales de Catedral hubo críticas exacerbadas. Sin embargo con los años, no
nada más arquitectos, artistas, sino las personas en general fueron
reconociendo el gran aporte que hizo Mathias a
México.
Generosidad recíproca
``Tuvo reconocimiento internacional. Fue invitado
al proyecto de Parc de la Villete,
París (1982), a simposios internacionales de primer orden; se le dieron premios
importantísimos, empezando por la Academia de las Artes de Berlín (postmortem), Holanda, Israel. También la UNAM lo
reconoció. Creo que una figura como la de Mathias suscitaba cierta...sí, era provocativa. Oyeme, el
movimiento de Estoy harto y Los hartos. Imagínate en los años sesenta, en la
Galería de Antonio Souza. Las personas no sabían cómo digerirla. Mathias se adelantó mucho a lo que estaba sucediendo
internacionalmente''.
-¿Consideras que fue un genio?
-No te diría esto porque me imagino que a Mathias le molestaría mucho, pero sí que fue alguien que
marcó a muchas generaciones en México. Nos abrió los ojos en muchos sentidos,
nos enseñó muchas cosas. No te podría decir que fue un genio porque él escribió
en contra de este egocentrismo del artista que mucho es el fondo de la teoría
de Estoy harto y Los hartos. Veía con ironía muchas cosas. Eso era también su
personalidad, decía, no somos tan importantes. Por ejemplo, cuando tú le
proponías, ``n'hombre, hay que escribir otro libro
sobre ti''. El te contestaba, ``para qué, si van a talar tantos árboles para
sacar el papel''. Esa personalidad de Mathias hay que
respetarla. Su buen sentido del humor, el burlarse incluso de sí mismo. Esto
fue uno de los grandes legados que nos dejó, el hecho de que no se tomaba tan
en serio, porque si no, no le hubiera sido posible escribir sus manifiestos.
Si Goeritz dio mucho a
México, su país adoptivo también lo retribuyó. ``Bien lo decimos, México ha
abierto sus puertas en situaciones históricas muy serias a personas de primer
orden, inmigrantes que llegaron y vieron al país que fue tan generoso con
ellos. ¿Qué le han devuelto? Generosidad. Mathias decía una cosa que era muy linda: `le doy gracias a México porque aquí se puede
hacer todo. Si me hubiera quedado en Europa, no hubiera podido hacer lo que
aquí se me dio la oportunidad de hacer'. Imagínate la impresión de él cuando
llegó a Teotihuacán. Reconocía que el arte
prehispánico lo había dejado marcado con su monumentalidad. Muchas veces lo
decía, las Torres de Satélite, levántenlas a 100 metros (tienen de 37 a 57
metros). En el Espacio Escultórico, `n'hombre,
échenle 300 metros (el anillo exterior tiene más de 100 metros). O sea, este
sentido de grandiosidad viene de ese contacto con el mundo maravilloso que es
el prehispánico''.
(Mathias Goeritz 1915-1990, biografía y obra, volumen de dos
tomos editado por CNCA/INBA, 1998), de Kassner, será
presentado hoy, a las 19:30 horas, en el Museo Rufino Tamayo.)
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