“No soy el mejor escultor y nunca lo he sido”

Miguel Miramontes, escultor. El artista, reconocido por elaborar varias efigies de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres y más de 300 piezas de arte público en Jalisco y diversos estados de la república, fue distinguido el jueves pasado en el Congreso del Estado por su prolífica trayectoria, de más de 50 años de trabajo artístico.

 

 

 

 

17-Septiembre-06




Fue asistente de sastre, boxeador y futbolista del desaparecido Club Oro. Después de probar varios trabajos, ingresó a un taller de esculpido de imaginería religiosa, ahí aprendió a manipular diversos materiales y a interpretar las proporciones de la figura humana. Ese oficio le gustó tanto que decidió viajar a la ciudad de México para estudiar escultura, en la entonces Escuela de Artes Plásticas de San Carlos. Ahora, después de más de 50 años de trayectoria artística, el escultor Miguel Miramontes Carmona (Guadalajara, 1918) es reconocido por sus obras expresionistas que adornan diversos puntos de la ciudad y de otros estados de la república.

El escultor también es conocido por elaborar quince figuras que se ubican en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, de personajes como Valentín Gómez Farías, Enrique González Martínez, Agustín Yánez, Gabriel Flores y recientemente la del político e ideólogo, Efraín González Luna. Su trabajo, de más de 300 esculturas puede observarse además en la Plaza Brasil (frente al estadio Jalisco), en donde montó una gran escultura, de 7.5 metros de altura y tres toneladas de peso, para conmemorar la celebración del Mundial de fútbol de 1970.

El jueves, fue distinguido por el Congreso del Estado, junto con catorce artistas jaliscienses, por su amplia trayectoria y aunque no le gustan los homenajes, agradece que se aprecie su trabajo. A sus 88 años de edad, el artista asegura que no dejará su pasión por la escultura y que aún le quedan muchas obras por moldear.

¿Qué es lo que más le gusta de la expresión escultórica?

Me gusta todo, interpretar detalles, paisajes urbanos, estampas cotidianas. Pero sobre todo captar expresiones. Por lo regular mi obra se diferencia de la mayoría, porque busco ser expresionista en mi obra, que se sienta la expresión del cuerpo, que se perciba vida en las formas.

¿Cuáles son las influencias que le vienen a la mente cuando elabora una pieza?

Siempre me ha gustado el tema de la relación entre el hombre y la mujer. Siempre trato de buscar una composición personal en la que se muestre la complementariedad y el contacto entre ambos géneros. Me gusta hacer formas humanas estilizadas, con líneas precisas y expresiones dinámicas.

Se le considera uno de los precursores de la escultura como objeto de arte público en la ciudad, ¿Cómo comenzó esa faceta de su carrera?

La escultura pública comenzó a interesarle a los gobiernos estatales en la segunda mitad del siglo XX porque no había muchos monumentos en esa época. Había muchos talleres de imagineros, pero no maestros o escultores profesionales. Yo salí de la carrera de artes plásticas en 1953 y en esa época comenzó el movimiento de arte urbano, entonces en ese contexto me ofrecieron varios proyectos y a partir de ahí se dio a conocer mi trabajo.

¿Para qué cree que sirve la escultura urbana?

Por un lado para que el pueblo conozca a los personajes que le han dado brillo a la ciudad y al estado. Pero también es un elemento estético que embellece al entorno, es un objeto artístico que genera identidad entre la comunidad.

¿En qué estado de conservación se encuentran las esculturas urbanas de la ciudad?

Me parece que muchas obras están en mal estado, algunas sí han sido conservadas y reciben mantenimiento constante, pero ni los ayuntamientos, ni el gobierno del estado le ponen atención a este aspecto que es muy importante para la imagen de la ciudad por falta de conocimiento y por falta de apreciación artística.

Cuando hace una efigie de un personaje destacado, ¿cuál es el proceso creativo que establece?

Primero leo mucho sobre la obra del personaje, busco cuáles fueron sus aportes más significativos y cómo fue en vida, cuáles fueron sus intereses y su temperamento. Luego consigo fotografías para basarme en una interpretación para representar al personaje lo más exacto posible. Recalcó su expresión, para que no parezca una figura muerta, sino que se vea viva y que exprese algo.

De las quince efigies que ha realizado para la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, ¿cuál le ha gustado más?

Todas me han gustado mucho. No tengo ninguna favorita, porque todas me han dejado muchas satisfacciones en mi carrera. En algunas obras, el personaje se presta para expresar emociones más fuertes. Por ejemplo la escultura de Pedro Moreno se prestó mucho al juego con la figura, porque empuñaba un rifle; pero todas han sido complicadas en su elaboración, porque la técnica del vaciado de bronce es muy laboriosa.

¿Siente que su trabajo escultórico ha sido reconocido de forma suficiente?

Yo nunca he sido partidario de los homenajes. Agradezco los reconocimientos, pero yo no me considero como un gran escultor. Creo que he hecho obras que me han gustado a mí, si a la gente no le gusta ni modo. No soy el mejor escultor y nunca lo he sido, pero si he sido una persona que siempre ha trabajado mucho.

 

 

 

Guadalajara. Rebeca Pérez Vega