Miguel Miramontes

Escultor  Expresionista de la Escuela Mexicana

Relato de: Javier Ramírez 

               Miguel Miramontes Carmona se inició en la Escultura como aprendiz,  en el taller del imaginero Agustín Espinosa   (originario de Querétaro y autor de casi todas las imágenes religiosas que se encuentran en el Templo de de la Merced), y tuvo el privilegio de ser el primer Escultor Jalisciense en tener una formación académica, ya que en 1947 se trasladó a la Ciudad de México  e ingresó en la Academia de San Carlos, donde tuvo como maestros a Fidias Elizondo, Luis Ortiz Monasterio e Ignacio Asúnsolo.

                 Es uno de los últimos de los representantes de la corriente nacionalista, (en la "generación intermedia"  lo ubica la Historiadora de Arte Lily  Kassner, Junto con Rómulo Rozo, Francisco Zúniga, Guillermo Ruiz y Tomás Chávez Morado). Fundador de la carrera de escultura en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, durante treinta años, fue maestro de varias generaciones de escultores que con él aprendieron dibujo, talla directa, modelado en terracota y vaciado en yeso.

                  Fiel a su credo estético que se fundamenta en la figuración  con rasgos  expresionistas,  en su obra se pueden identificar varios temas de carácter popular a los que ha vuelto de manera intermitente. Por su  dominio de oficio y destreza técnica se le ha encargado la mayoría de la estatuaria cívica e histórica  que hay en  los espacios públicos de Guadalajara. También ha hecho imágenes religiosas para la

Iglesia Católica.  En este campo de trabajos por encargo  a realizado retratos de particulares y algunas figuras alegóricas, la mayoría en bronce y terracota. Como cabría esperar,  es en la obra personal donde ha creado piezas de un lirismo acotado por lo académico y de gran expresividad que refrenan de manera equivocada  su ideología, alimentada por la llamada escuela  Mexicana. A esta parte de su trabajo escultórico, que podría denominársele de  "Contenido social", pertenecen las obras El Líder y El Cuarto Poder, en las que además de eficaz simplicidad de las formas, con malicia e ironía dejó algunos rasgos como evidencia de su mofa hacia  lo que representan.

                 Otros de su  temas erotismos. Es frecuente que en  estas piezas aparecen  las figuras entrelazadas  en un juego  voluptuoso y sensual, en donde el hombre, todo vigor y fuerza,  envuelve a la desfalleciente y delicada mujer que se desliza como la sierpe del pecado original. La recia personalidad y el fuerte carácter de Miguel Miramontes: se ve reflejado en sus figuras masculinas de enérgicos y anguloso Músculos, que contrastan con los suaves contornos de las imágenes femeninas.

                EL mundo infantil,  también ha sido trabajado una y otra vez por Miramontes.  Son conocidos y populares  sus niños bañándose en la fuente que se encuentra en la esquina del Rincón del Diablo, en la Plaza Tapatía.  En la serie de Terracotas donde aparecen niños supo captar de tal manera sus gestos y actitudes que uno espera de pronto a la escuchar las risas infantiles.

                Gracias  a la observación y al continuo trabajo, Miramontes ha logrado capturar  en su obra los esenciales rasgos psicológicos de sus personajes. En 1964,  Antonio Luna Arroyo, observó esta cualidad de escultor tapatío: "Miramontes simplifica  mucho los volúmenes y el tratamiento de las superficies. ( ...  ) hay un dejo de sabor popular en algunos de sus grupos, como el  de las ciegas, donde la psicológica de los modelos se trasparenta eficazmente. (...)  tiende al hieratismo de las formas y la composición de grandes volúmenes, ya divorciado del realismo estricto de su primera época. ( Panorama de la escultura mexicana contemporánea).

                 Los futbolistas, pieza única dentro del conjunto temático del escultor, es desde todos los puntos de vista,  la mejor obra realizada  por Miramontes. El mismo autor así lo reconoce.  Esta obra  reúne expresión, ,  emotividad, fuerza, dinamismo,  equilibrio  y un notable dominio plástico.

                Hemos recogido aquí el testimonio de Miguel Miramontes sobre su trayectoria, para dejar constancia de su vida dedicada al arte. "Porque el arte - dice- es emoción, y esa emoción es la que  te hace vivir. Yo yo si no siento emoción no hago nada".

               Nació en Guadalajara, Jalisco el 8 de Mayo de 1918. fue sastre boxeador, jugador profesional de fútbol y orfebre. " Primero fui santero tres años, luego aprendí platería en el taller de los hermanos Martínez Sandoval y puse mí tallar de  platería", recuerda.

                A los 29 años de edad emigró a la Ciudad de México, donde ingresó a la Academia  de San Carlos, cuando el grabador Carlos Alvarado  Lang era director, y quien aceptó que cursara el segundo grado. Su primer maestro fue fidias Elizondo, con quien estudió durante dos años. Su siguiente maestro fue Luis Ortíz Monasterio, artista con un concepto más moderno del arte escultórico. Cuenta Miramontes que en una ocasión llegó a la escuela un asistente del escultor Juan Olaguíbel  (Autor de la flechadora, también conocida como la Diana Cazadora), a buscar a un ayudante.  A Miramontes lo recomendó su  amigo Roberto Vázquez, Maestro de modelado y vaciado en yeso. Le rogaron para que aceptara ingresar al equipo de Olaguíbel, como casi todo el tiempo se lo pasaba trabajando en el taller de la escuela, ya  había  adquirido gran habilidad en el manejo del barro. En ese tiempo Olaguíbel estaba haciendo el monumento a los Niños Héroes de Guadalajara; ahí empezó a ayudarle, modelando las tres figuras de la izquierda;  desde entonces y hasta la muerte de OlaguíbelMiramontes fue su ayudante más cercano.   

                Todavía era estudiante cuando Falleció José Clemente Orozco. Ignacio Asúnsolo le pidió ayuda para realización de la mascarilla de Orozco, mientras le ayudaba, Miramontes decidió que haría una escultura del muralista. Poco después invito a dos amigos pintores a Guadalajara para conocer la obra del maestro del Zapotlán . Visitaron la casa taller de Orozco,  lugar donde se realizaron actividades culturales  y cuya directora era la periodista y escritora, Lola Vidrio. Al enterarse que los tres eran artistas Lola Vidrio, les propuso hacer una exposición en las Galerías Olivetti, que se encontraban en Colón y López Cotolla. Entre los asistentes de la exposición se hallaba el Pintor Jorge Martínez, quien acababa de asumir la dirección de la Escuela de Artes Plásticas, de la Universidad de Guadalajara, a Martínez le gusto la obra de Miramontes e inmediatamente lo invitó ha hacerse cargo  de la clase de escultura. "Mi intención no era quedarme en Guadalajara a dar clases;  yo traía el proyecto de hacer el monumento a Orozco y luego regresarme a México. Pero Martínez me insistió mucho;  me dijo que sólo se iba a trabajar por las tardes en la escuela y que así tendría por las mañanas para dedicarme a mí obra personal. Bueno,  dije, voy a probar nada más hasta que acabo la escultura de Orozco, y  me quede treinta anos". De esa labor, su conclusión es siempre y contundente:  " Solamente trasmití en la escuela los conocimientos que aprendí de mis maestros, y las experiencias que adquirí con el trabajo". En síntesis. "Les enseñe a hacer bien las obras".

                Desde su regreso a Guadalajara en 1953, los diferentes Gobiernos Estatales y Municipales le han hecho numerosos encargos, de esculturas públicas conmemorativas y de próceres patrios. Su producción en este terreno casi llega a las cuatrocientas obras, repartidas entre Guadalajara y otros Estados de la República. Miramontes  señala que como a la gente no le gusta leer ni instruirse, mediante el arte se le muestran personajes destacados de la historia del país. "Pero es importante darle a cada escultura el carácter y el parecido de lo más cercano posible a al personaje representado".   Esa es la aportación que el arte hace a la educación considera.

                En cuanto a su creación escultórica personal, comenta: "La obra que haces libremente es en la que desarrollas tu inspiración, la haces para satisfacerte; es la obra en la que más se goza".   Entre ese tipo de esculturas, hechas  bajo una temática específica  pero con la libertad  para  desarrollarla según sus gustos e ideas, destaca la que hizo para el Mercado de Abastos en Guadalajara. " La mujer al centro simboliza la tierra dando los frutos para  los hombres, que están a los lados y que representan a los campesinos. Me gusta por la simplicidad  de  la anatomía que logre".  Otra es la efigie de Morelos  que esta en el mismo parque del mismo nombre. " Porque fue la primera estatua ecuestre que se hizo en Jalisco; está hecha en Bronce y mide como cinco metros".

                El erotismo es otro de los temas en los que ha ocupado. "A mí me gusta la escultura erótica porque  siempre he sido enamorado de la mujer, y me encanta expresarla de la mejor manera, con erotismo, pero sin llegar a lo pornográfico. Gozo haciendo esas figuras. Para mí  el tema es siempre el hombre y la mujer".

                Respecto a su gusto por la temática infantil, Miramontes explica: "Con sólo decir niños, se siente que hay un algo suave, dulce, que se debe representar con sus juegos, sus expresiones, risas y hasta sus tristezas - que lo hace sufrir a uno, pero ni modo, hay que expresarlas y representarlas-. Porque siempre hay que dar un mensaje, de tristeza o de alegría, para que la gente lo sienta. Al artista le corresponde dar a conocer todas las diferentes formas y expresiones que adquieren los niños, mujeres, jóvenes y viejos", dice convencido. La escultura que más satisfacción le ha dado a Miguel Miramontes es la que hizo de los futbolistas para conmemorar el mundial de fútbol en México en 1970. Para Dolores Ortiz, escultora y ex alumna de Miramontes, se trata de "un conjunto de volúmenes simplificados y de rápidas impresiones en las fuertes superficies; la gran fuerza emotiva que supo imprimirle da muestra de su expresión y recio carácter".

                El maestro comenta que tuvo completa libertar para proyectar y realizar la obra. "Incluso tuve que intervenir en la colocación de la obra, ( frente al Estadio Jalisco); ya que los ingenieros del ayuntamiento de  esa época no se atrevieron a hacerlo,  porque como el peso de toda la obra descansa sobre un punto, que es el pie de uno de los personajes, temieron que se les cayera".

                Por su experiencia como jugador de fútbol en el equipo Oro, donde incluso llegó a debutar en primera división, Miramontes observó que en ese deporte son tres las figuras principales: El  portero, el defensa y el delantero. Hizo numerosos apuntes de estos presonajes, estudiando la morfología de cada uno de ellos, procurando hacer una composición que no pesara y casi se sostuviera en el aire." Tanto estuve estudiando y dibujando que caí en la cuenta de que en el defensa descansa todo, equilibrando los volúmenes, los pesos y la composición.  El escultor describe así cada una de las figuras: "El defensa es el que tiene más recio el cuerpo, las piernas mas fuertes para detener los embates de los delanteros, por eso debe tener  altura, rapidez, fuerza y elasticidad en las piernas. El portero es alto, elástico, y más delgado que todos los demás para poder estirarse lo que sea necesario y el delantero tiene ancho el tórax y fuerte el fuelle, porque necesita mucho pulmón para correr. Fue una batalla muy bonita y una gran satisfacción haber logrado una cosa que traía en mente desde hacía mucho tiempo.

                Aun cuando aceptar ser ubicado en la corriente de la Escuela Mexicana, Miguel Miramontes asegura haber incursionado "en todos los estilos de la escultura, sin llegar al abstraccionismo,  que no lo considero en arte propio para nuestra gente, porque no tenemos la cultura tan avanzada como en Europa para entender que una cosa lisa explica todo lo que el artista, según eso, quiso decir. El realismo para nosotros es más importante. Hay muchas formas para representarlo, no es necesario que sea tal como se ve: se debe buscar una forma  de resolverlo sin que sea un fiel naturalismo, y tratar de dar un mensaje. A mí me atrae más el expresionismo,  creo que mi obra es expresionista, sin salirme de la escuela mexicana. Yo por eso represento más las figuras indígenas que las europeas, es lo que me atrae; mi terra, mi gente, es lo que más me gusta  lo observo; ahí se encuentra un sinfín de expresiones".

                Fiel a sus principios, ha procurado reflejar alguna idea de tipo social en cada una de sus obras. El respecto, sostiene: "El artista debe buscar la forma plástica para dar los mensajes sin miedo, duélale a quien le duela. Y que mejor que desarrollarlo realista y plásticamente. El realismo se presenta más para dar un mensaje que el abstraccionismo. Una piedra con un agujero no expresa nada. Por eso no me atrae el abstraccionismo".

                Miguel Miramontes, es quizá, uno de los últimos escultores que aún conserva una gran pureza artesanal y  dominio técnico para el modelado y la talla directa en piedra.

                A sus 84 años sigue trabajando con la misma intensidad en su taller de la Ribera de Chapala.