Sergio
Garval (Guadalajara, 1968) cree en la pintura. Y,
también, “en la estética, en el placer de las sensaciones. En el poder de
los sentidos”. También en la energía: “La intención no es pintar cuadros,
sino crear energías y poder captarlas en la obra”. Con una trayectoria de
casi quince años, el pintor tapatío ingresó al Sistema Nacional de
Creadores de Arte. Su obra está plagada de personajes solitarios, que
deambulan sobre esqueletos de autos flotantes o sobre montañas de viejos
colchones. De hombres que cargan maletas en el lomo, que arman piras con neumáticos
desgastados. De mujeres desnudas que hurgan entre pilas de juguetes
olvidados. Egresado de la Escuela de Artes Plásticas de la UdeG, su obra ha sido expuesta en espacios como el ex
convento del Carmen, los museos Francisco Goitia
y Pedro Coronel de Zacatecas, en galerías de Madrid y Nueva York, entre otros. Ha sido también becario del Consejo
Estatal para la Cultura y las Artes y del Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes en la categoría de Jóvenes Creadores. “Estoy convencido de que
la vida, más allá de ser de carne y hueso, es de espíritu y energía”.
¿Qué significa el haber entrado al Sistema Nacional de Creadores de
Arte?
Mucha sorpresa. Gusto por el apoyo, tanto económico como la serie de
promociones en cuanto a exposiciones y la difusión de la obra del artista.
Se va relacionando más mi trabajo en otros espacios, en conjunto adquiere
más relevancia. Este proyecto tiene que ir avalado por una serie de
exigencias, como un currículo con cierta trayectoria, profesionalidad y
seriedad en cuanto al oficio, y de alguna manera todo se conjuntó para que sintieran que valía la pena darle
oportunidad a este proyecto.
¿Cómo llegaste a este oficio?
El oficio, aunque suene a un lugar común, ya lo traes. Desde niño tuve
mucha inclinación hacia las imágenes, las historietas, que en aquel tiempo
eran Batman, Superman, El Pato Donald, Chanok, Phantomas. Antes de leer, me atraían los monitos y me
ponía a copiarlos. El dibujo no es más que una manera de expresarte, no
conoces que existe un campo laboral, galerías, etcétera. Es el mero placer
por la expresión a través del trazo.
¿Por qué sólo algunos egresados de artes plásticas ejercen?
Hay filtros sociales y económicos. Esta profesión no garantiza vivir bien
de ella, porque el arte en esta sociedad es considerado un artículo de
lujo. Quienes nos dedicamos a la creación de arte, independientemente si
nos va bien o mal, estamos tocados por el quehacer de la producción
artística, independientemente de la situación económica. No me imagino
haciendo otra cosa. Cuando me metí a esto no pensaba en cuestiones
financieras, lo único que quería era desarrollar esta actividad por mero
placer.
¿Te sientes privilegiado?
Sí, aunque suene un poco arrogante. He tenido la oportunidad de hacer lo
que he querido, he tenido mucha libertad. Y eso es ya un lujo.
¿Cómo ha sido el trayecto?
Es difícil porque no hay certidumbre, hay mucha inestabilidad económica.
Cuando uno comienza las puertas están cerradas, y abrirlas a todos nos
lleva un tiempo. Ahora estoy viviendo mi mejor momento, me siento con
bastante equilibrio, estoy cosechando tranquilidad, reconocimiento,
proyección, de encontrar espacios que antes no tenía. Esto se junta con una
madurez personal en cuanto a la percepción de la vida.
¿Cuáles son los temas que te interesan, cómo fuiste encontrando a estos
personajes?
Los personajes surgen de la literatura, del cine, del mismo periódico. La
cuestión es que me asumo como un filtro que va captando sensaciones, y gran
parte de estas imágenes me surgen por cuestiones externas y se convierten
en una obsesión. Es la conjunción del concepto, la temática y la cuestión
estética, que yo le podría llamar espiritual. Para mí las dos cosas son muy
importantes: la reproducción de la sensación a través de la plástica, del
conocimiento de la estética. Y por otro lado el concepto, la conjunción de
cuestiones contemporáneas, pero como punto central busco esas búsquedas que
tenemos todos a través del tiempo. Me gusta tratar de imprimir en las
piezas esa cuestión espiritual atmosférica. Mi obra se inclina a la
intensidad del espíritu humano al drama.
¿Cuáles son tus obsesiones?
Van variando. En este momento parten de buscar a partir de cuestiones
sutiles como el gesto, la interacción del personaje con el objeto y con las
atmósferas. Crear momentos intensos, emocionales dentro del espacio en el
cuál pinto. Trato de capturar una gran intensidad de sensaciones con base
en cuestiones sutiles, imperceptibles.
¿Es desesperanzadora la realidad?
No lo veo pesimista, es nada más la realidad. Estamos indefensos, somos
frágiles. La fragilidad está continuamente haciéndose patente, estamos al
día, no tenemos garantizada la estabilidad emocional.
A viva voz
Sobre la profesión
“No garantiza vivir bien de ella, porque el arte en esta sociedad es
considerado un artículo de lujo”
Sobre la temática de su obra
“Se inclina a la intensidad del espíritu humano al drama” |