PINTURA EN JALISCO
1950-2000.
Museo de la SHCP. ANTIGUO PALACIO DEL ARZOBISPADO. Moneda 4, Centro
Histórico. Cierra: 24 de junio de 2001
PERSONAJE
DE FIN DE SIGLO
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Terra.-
La Dirección General de Promoción Cultural y
Acervo Patrimonial de la SHCP en colaboración con la Secretaría de Cultura
del Gobierno del Estado de Jalisco y del Instituto Cabañas presenta en el
marco del XVII Festival del Centro Histórico la muestra temporal PINTURA EN
JALISCO 1950-2000, retrospectiva que integra la obra de 68 artistas cuyo
trabajo plástico se desenvolvió en el estado de Jalisco durante la segunda
mitad del siglo XX. La inauguración tendrá lugar el jueves 15 de marzo, a las
20:00 hrs., en el Museo de la SHCP Antiguo Palacio del Arzobispado. Moneda 4,
Centro Histórico. PINTURA EN JALISCO 1950-2000 cierra el 24 de junio.
Los
pintores jaliscienses siempre han destacado en la historia del arte mexicano.
Gerardo Murillo “Dr. Atl”, José Clemente Orozco, María Izquierdo, Raúl Anguiano,
Jesús Guerrero Galván y Juan Soriano, entre otros, figuran como emblemas
del muralismo y de la Escuela Mexicana de Pintura son prólogo del surgimiento
de una nueva generación de artistas que, en la segunda mitad del siglo XX,
cuestionaron los postulados estéticos de la pintura nacionalista para innovar
los lenguajes plásticos que definirían a la pintura actual de Jalisco.
Para
evidenciar cómo la diversidad es la característica fundamental que define a
dicha producción, en esta muestra los caminos abordados por sus autores en
los últimos cincuenta años se delinean de manera retrospectiva iniciando en
la última década del siglo XX. La personalidad de cada artista se manifiesta
en su manejo formal, el cual reúne la riqueza de escuelas anteriores para
obtener un lenguaje particular adecuado a sus necesidades de expresión. Lo
anterior ofrece al visitante una revisión histórica de los capítulos poco
estudiados de la plástica jalisciense con la intención de abrir nuevas líneas
de investigación que profundicen en el conocimiento de un periodo
representativo del arte y la cultura mexicanos.
LOS
NOVENTA
Una
tendencia propia de la pintura de los años noventa fue incursionar en una
búsqueda cuyo principal soporte era la reflexión conceptual. La exploración
de la arqueología psicológica del individuo, la interpretación metafórica de
la sociedad posindustrial, el sarcasmo social o el uso de la poética del
espacio son los andamiajes de una pintura que se sostiene en un
cuestionamiento crítico de los géneros tradicionales que le antecedieron y en
la ambigüedad de la crítica social.
LA
CIRQUERA
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LOS OCHENTA
Continuando
con la lectura hacia el pasado, nos ubicamos en la década de los ochenta, en
cuyos inicios, Javier Campos Cabello, Martha
Pacheco, Salvador Rodríguez,
Irma Naranjo,
Miguel Ángel López y Jesús Rodríguez, egresados de la Escuela de Artes
Plásticas, formaron el Taller de Investigación Visual con objeto de
experimentar diversas propuestas pictóricas que vincularan su quehacer
plástico con los movimientos sociales, sacrificando la individualidad en aras
de un arte de expresión colectiva. Para entonces la pintura en Jalisco se
caracterizaba por explorar una diversidad de lenguajes inscritos en la
figuración, ya sea en un intento para volver a las raíces de la pintura y
recuperar las posibilidades del dibujo en sus formas más puras, o bien, para
construir singulares propuestas figurativas que se opusieran a las tendencias
abstractas que dominaron en la década anterior.
LOS
SETENTA
Hacia
fines de los años setenta, como respuesta a la tendencia del Centro de Arte
Moderno de Jalisco, que rechazó toda influencia figurativa en la pintura,
surgió el grupo de los vitalistas integrado por Jorge Alzaga, Alejandro Colunga, Gregorio González, Ramiro
Torreblanca, José Hernández Laos y Luis
Valsoto cuyas ideas fueron retomar
una figuración sustentada en los mitos tradicionales de la cultura haciendo
de aquella el elemento comunicante de su lenguaje plástico. Como influencia
del movimiento vitalista, los artistas comenzaron a desarrollar obras para
dar a conocer sus visiones oníricas, los retratos grotescos de las leyendas
populares o estampas del acontecer cotidiano.
LOS
SESENTA
En
la década de los sesenta, la producción de Javier Arévalo, Héctor Navarro, Gustavo
Aranguren y Ramiro Torreblanca, evidencia una pintura que sin dejar
de ser figurativa, rozaba con los límites de la abstracción. Los artistas de
esta generación, inscritos dentro del ambiente de la llamada ruptura, se
ocuparon en hacer un arte que combinara espacio, color y materia para dejar
atrás la historia, los héroes y paisajes nacionales propios del discurso
pictórico de la Escuela Mexicana de Pintura. Fue Torreblanca quien en 1970
impulsó la creación del Centro de Arte Moderno de Jalisco cuyos miembros,
conducidos por Miguel Aldana Mijares, experimentaron con el geometrismo y la
abstracción lírica en donde el espacio y los colores fueron los principios
formales que caracterizarían esta etapa de la pintura jalisciense.
LOS
CINCUENTA
La
exposición puntualiza también la importancia de los creadores extranjeros
como Tomas Coffeen, Mathias Goeritz y Richard Lapan quienes llegaron a
Guadalajara hacia 1950 animando las expresiones pictóricas regionales, al
introducir las propuestas e ideas estéticas de la Bauhaus y de las corrientes
europeas en boga, las cuales entraron en franca oposición con la postura de
los pintores Guillermo Chávez Vega y Gabriel
Flores, fundadores en 1951 del Frente Artístico Neorrealista de Jalisco, grupo
que proponía la vuelta al muralismo y el rechazo a la pintura abstracta a la
que calificaban como “extranjerizante”.
La
exposición termina apuntando la importancia de la Escuela de Artes Plásticas,
dependiente de la Universidad de Guadalajara, institución fundada en 1953 por Jorge Martínez. Los maestros incorporados
a la planta docente de esta escuela pertenecieron al grupo Pintores Jóvenes
de Jalisco encabezado por Francisco Rodríguez ”Caracalla”. A la agrupación
también pertenecieron María de la O Fernández, Jorge Navarro, Raúl
Anguiano, Alfonso Mario Medina, Jesús Guerrero Galván y Juan Soriano, pintores que con su peculiar estilo buscaron un
lenguaje propio al margen de la ruta marcada por el muralismo y la Escuela Mexicana
de Pintura.
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