Por Augusto Metztli
Sin salir lastimado, así se titula, me gusta, porque
yo estaba firmemente convencido de que los paraguas aunque es clara su
función, no deberían existir; mojarse en la lluvia es de las cosas más
espectaculares que hay. Cuando pongo un paraguas en una pinturita usualmente
protege de la lluvia o de las tormentas de estrellas a alguien más.
Y ahora me he propuesto seguir mojándome en la lluvia pero utilizaré el
paraguas para protegerme de alguna calamidad, como un ataque de avioncitos de
papel kamikaze.
La idea es que aunque lo intentemos o incluso pueda parecer que olvidamos el
dolor, eso no sucede y mejor que no sea así, porque lo que duele de la vida
hay que tatuarlo en nuestro cuerpo para jamás olvidarlo (eso lo aprendí de un
buen amigo) y no volvernos a lastimar con el mismo dolor. Si nosotros
no nos cuidamos nuestro corazón, entonces quién.
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