Javier Campos Cabello

Semana Cultural

MARIA DE JESÚS GONZÁLEZ AGUIRRE.

Ante numerosos invitados se llevó a cabo la inauguración de la Semana Cultural 2004, en el Centro Cultural Asociación Civil, recientemente, con dedicatoria en memoria al pintor tapatío Javier Campos Cabello.

En el edificio sede ubicado en la calle López Cotilla se pueden apreciar distintas piezas de su valiosa obra plasmada en las artes visuales, mismas que fueron presentadas por sus familiares y amistades.

Como se recordará, el artista nació en 1958 y falleció en 1994, dejando sus coloridos cuadros en los que a base del pincel iluminó, siendo los humanos distorsionados su principal inspiración.

Entre su legado se pueden observar pinturas de muebles, parejas vestidas de negro, combinaciones raras de efigies de personas a media luz, con brazos esqueletizados y huevos estrellados, así como desnudos de cuerpos de mujeres obesas, manos y productos para comer junto con un retrato, entre otros interesantes trabajos de su famosa colección.

Su obra está hecha con oficio, ya que muestra paisajes interiores de la angustia y la soledad, de la oscuridad y la luz que todos tenemos dentro. Su peculiar estilo atrae por el misterio y cada cuadro también trata de ser una pieza literaria.

Las obra que produjo consta de 300 telas, 150 dibujos y un diario personal, así como poemas y versos, parlamentos de películas, letras de canciones populares, con un sentido de humor muy recordado por todos los que convivieron con Javier Campos Cabello.

El reloj de su vida se vaciaba velozmente, pero eso nunca le impidió pintar con seriedad como si tuviera toda una vida por delante.

La bitácora registra los últimos años de un pintor que sabe que pronto acontecería su muerte. En sus líneas cuidó dejar bien asentadas su inquietud humana, su pasión por las artes visuales y hasta instrucciones de su funeral.