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Réplica a Dolores Garnica, al respecto de Tránsitos
alternos
Carlos
Rodal
Jueves,
4 Septiembre, 2008
Es irresponsable escribir o
hablar de cualquier tema que no se conoce. No es posible descalificar de un
plumazo o salivazo sin argumentar con bases sólidas. Es el caso del artículo
de Dolores Garnica con respecto a las artes plásticas, en específico a la
muestra Tránsitos alternos, Brooklyn, Nueva York-Guadalajara, Jalisco, que se presenta en las
salas 1, 2, 3 y 4 del ex convento del Carmen hasta el 29 de septiembre.
Por motivos de espacio y respeto
al lector sólo abordaré algunos de los puntos de su artículo, publicado el
pasado martes 2 de septiembre en este diario: no señalaré la falta de
propiedad en el lenguaje utilizado en su artículo, más aun, en una sección
cultural.
Dolores Garnica se refiere a que
yo sostengo “ser vanguardia”. Nunca mencione tal frase. Primeramente, el
término vanguardia es inapropiado: son las vanguardias. Segundo, las
vanguardias dejaron de existir a finales de los cincuenta. En todo caso lo
más exacto es referirse a las variantes de la posmodernidad
en los albores del siglo XXI.
Menciona que “los soportes,
ideas, trazos y planteamientos de la mayoría de los participantes luzcan
caducos, chafas, malhechos y decrépitos”. Le preciso que la pintura de los
maestros más respetados en las metrópolis culturales del mundo, como Cy Twombly, Antoni
Tàpies, Anselm Kiefer, Sigmar Polke y Gerhard Richter, recurren a esos soportes, ideas y trazos que
Dolores descalifica. Viene al caso aquella máxima en el medio de las artes:
“El que puede pinta”.
Se refiere a “gráfica sobre tela”
donde la técnica es frotage con grafito
sobre tela. Habla del artista que está viviendo en la vitrina como “la
recreación de un Big Brother”,
en lugar de un espacio interactivo donde se explora la comunicación entre
público y artista y la relación de estos con la tecnología: el sentido es la
intervención en un espacio cultural como lo es el ex convento del Carmen.
Pretende deslindar de la muestra al director de Artes Visuales, maestro
Francisco Barreda, con lo que ignora y anula así el juicio, entendimiento,
criterio y autoridad de lo que él decide exhibir.
La crítica se ejerce y se nutre
en el desarrollo de argumentos a través de la inteligencia, el conocimiento y
la intuición. La crítica debe servir para esclarecer, orientar y hacer
crecer; se piensa y escribe con sustantivos, no con calificativos. La crítica
seria no es visceral ni sesgada, pero sí existe la crónica de sociales
malintencionada y mañosa. Si se pretende ser profesional en los terrenos de
la estética es necesario cultivarse, viajar, reflexionar y luego aventurarse
a proponer.
Con la propicia ocasión de
expresar un veredicto particular en un medio de comunicación que persuade al
lector y que limita el experimentar la percepción individual de quienes
decidan acudir a las galerías, se puede lograr que la afluencia aumente ante
la curiosidad de conocer “la gráfica sobre tela” o el “Big
Brother” que le ha causado tanto malestar a la
escritora, si bien nos va. En el caso contrario, se influencia e incide en
los posibles espectadores, que potencialmente pudieran observar el trabajo de
artistas con vocación y formación académica.
Sería enriquecedor leer un ensayo
o alguna publicación de Dolores Garnica en la que nos manifieste su
especialización profesional y objetiva que atienda a la necesidad de información
sobre el desarrollo y actualización del arte y la cultura en nuestra entidad.
Con esta intención, busqué en Google… y nada.
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