HOMENAJE A FIRULAIS
'En el principio fue la risa'
Por Isabel Sepúlveda
De Octavio Paz es la frase que da título al presente artículo. Conocedor
profundo de las mitologías antiguas y de la naturaleza humana, resume en ella
la importancia fundamental de la risa en la creación y supervivencia humana.
Todo esto viene a cuento por la exposición que el Museo de la Ciudad de
Guadalajara (Independencia 684, zona Centro), presenta en honor a Firuláis,
como parte de su programa de Fragmentos selectos de la Historia reciente de
Guadalajara. ¿Y quién es Firuláis?, se preguntarán los tapatíos menores de 45
años o los no nativos de estas tierras.
Pues Firuláis nació en 1907 como don Federico Ochoa y Ochoa, hijo de ricos
terratenientes de haciendas cañeras de Jalisco. Estudió desde pequeño en
exclusivos internados de la Capital, de Estados Unidos y Europa, pero su
eterna pasión fue el mundo de la actuación. Infructuosamente y gastando su
fortuna familiar, viajó y se empeñó en ser contratado como artista. Lo logró
en compañías teatrales de México donde trabajó bajo las órdenes de don
Rodolfo Usigli y Seki Sano. Las vicisitudes de la vida y las opciones
personales llevaron a Federico, un buen día, alrededor de sus 40 años, cuando
se dio cuenta de que no le quedaba un centavo de su fortuna, a decidir
vestirse de payaso y salir a la calle a pedir trabajo.
Relata en su autobiografía que en un primer momento sintió mucha vergüenza
pero, al momento de provocar la primera risa, se dio cuenta de su verdadera
vocación, de la persona interna que ahora se revelaba y rebelaba para no
regresar al encierro. Así nació Firuláis, y Federico no quedó más que como
constancia de nacimiento. La risa como medio de transformación.
El payaso Firuláis amanecía y se acostaba siendo él mismo. No sé si para
dormir desmaquillaba su cara y se quitaba su atuendo, ambos inolvidables para
por lo menos tres generaciones de tapatíos.
Su sonrisa continua, dibujada en su rostro, no nos permitía darnos cuenta de
la profundidad de sus observaciones y reflexiones, de cómo escudriñaba la
realidad en cada contacto con las personas y su disposición o no a reír.
Afortunadamente, sus pensamientos quedaron plasmados en la autobiografía que
publicó en 1986, dos años antes de su muerte. Sus últimos años los pasó
sentado en una silla de ruedas deambulando por la Avenida Juárez, haciendo
los actos de magia que aún podía realizar y recolectando en un gorrito rojo
las monedas que los transeúntes amablemente le daban a cambio de hacer reír a
ellos o a sus pequeños.
Los expositores de este homenaje a Firuláis son de primer nivel, hay obras
de: Javier Campos Cabello, Davis Birks, Sergio Garval, Gonzalo Lebrija, Tomás
López Rocha, Jis, Ana de la Cueva, Mónica Escutia, Sofía Echeverri, Fernando
Palomar, Luis Miguel Suro y Claudia Rodríguez, entre más de 50 artistas. La
virtud de la exposición es que no se pensó como una aislada en un pabellón
aparte, sino que el museo fue intervenido totalmente: las piezas están
entreveradas en los objetos y pinturas de cada uno de los salones y pasillos.
El curador, y también expositor, es Cristián Silva, chileno que vive desde
hace varios años en Guadalajara (uno más, atrapado por una tapatía), quien,
fascinado con la historia de Firuláis, le propuso a la emprendedora Paty
Urzúa, directora del museo, organizar esta exposición. El maravilloso
resultado lo tenemos a la mano si se visita.
Ayer por la noche, Patrick Charpenel, Juan Palomar, Juan José Doñán y la que
esto escribe, participamos en una Mesa Redonda de Homenaje a Firuláis. En
ella abordé el tema de La Risa como evasión y como medio de sanación.
Reír es común a toda la especie humana. En todas épocas y lugares de este
mundo la humanidad ha reído, ríe y seguirá riendo mientras haya vida, porque
es necesidad anímica y fisiológica. Una de las primeras señales que toman en
cuenta los pediatras para saber que el desarrollo del bebé es normal es su
primera sonrisa.
¿Qué es la risa? Estudios científicos han encontrado que la zona del cerebro
donde un chiste o una situación determinada se transforma en risas y
carcajadas es el córtex prefrontal medial, detrás de la frente. En esta área,
justo detrás del llamado tercer ojo, aquel de la percepción extrasensorial,
se encuentra fisiológicamente nuestro sentido del humor.
La alegría y la risa se reflejan culturalmente en ideas, creencias y
filosofías; hacen olvidar los límites de la existencia y ayudan a vencer los
obstáculos que ponen en peligro la continuidad de la vida. Esto explica el
por qué de la risa como ritual y magia en los pueblos primitivos y en
civilizaciones antiguas.
Mientras los niños ríen alrededor de 200 veces al día, los adultos lo hacemos
tan sólo entre 15 y 20. A veces ni siquiera a esa cantidad llegamos, no por
incapacidad, sino por falta de ocasiones propicias, y sobre todo por los
problemas que nos agobian. Pero, al saber que con cada risa se activan más de
400 músculos, se aumenta la capacidad pulmonar, se oxigenan los tejidos, baja
la presión sanguínea, se alivia el estreñimiento, se libera adrenalina, se
levanta la autoestima y se reducen el estrés y el miedo, sin duda vamos a
tratar de sonreír más.
isasepulveda57@gmail.com
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Fecha de publicación: 5 Dic. 2008
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Homenaje a Firulais

El Museo de la Ciudad rinde
honores al payaso Firulais, a través de muestra colectiva. EL INFORMADOR R.
PÉREZ
- Vínculo entre los diferentes estratos sociales
A través de la pintura, dibujo,
escultura, video, fotografía y arte objeto, titulada “Firulais. Fragmentos
selectos de la historia reciente de Guadalajara se recordará al payaso
EL
INFORMADOR.-GUADALAJARA, JALISCO.-NOV 25. 2008.- Firularis, uno de los personajes
tapatíos más famosos de la historia reciente, fue el pretexto para un
centenar de artistas que, bajo la curaduría del chileno Cristián Silva,
presentan pintura, dibujo, escultura, video, fotografía y arte objeto, en una
exposición que se inaugura este miércoles, a las 19:00 horas, en el Museo de
la Ciudad (Independencia 684).
La muestra Firulais. Fragmentos selectos de la historia reciente de
Guadalajara, ocupará las salas fijas del museo encargadas de resguardar la
historia.
Así, puede verse una botella de coca-cola esculpida en obsidiana junto a una
antigua vajilla de porcelana, o un altar al estilo pop, al lado de ciertos
cuadros del periodo barroco, lo que, en palabras de su directora, Patricia
Urzúa, provocará que "las salas sean sacudidas".
"Firulais es un vínculo entre los diferentes estratos sociales y, en
términos místicos, es un vínculo entre el más allá y el más acá", dijo
el curador, para luego añadir que "uno de los aspectos dañinos del arte
contemporáneo es quererse parar sobre el pasado", en referencia a la
convivencia entre pasado y futuro que tiene esta muestra en el Museo de la
Ciudad.
Su verdadero nombre era Federico Ochoa Ochoa (1907-1988) y era aristócrata.
Se educó en Europa y Estados Unidos, y hablaba varios idiomas. Poco a poco
sus decisiones y las circunstancias lo llevaron a ser un payaso callejero y
terminó sentado en una silla de ruedas en los portales del centro, haciendo
reír a los niños.
Junto con la exposición, que sin planearlo celebra el vigésimo aniversario
luctuoso del payaso, se realiza una colecta fotográfica de Firulais, abierta
a la comunidad en general, pues el Museo de la Ciudad pretende publicar con
ellas un catálogo en enero.
Además, el 4 de diciembre a las 20:00 horas se realizará una mesa redonda
para recordar diversos aspectos del personaje. En ella participarán Juan José
Doñán, el pintor Kreppelin, el curador Patrick Charpenel, Fernando Partida,
Isabel Sepúlveda y Fernando Sandoval.
En Firulais. Fragmentos selectos de la historia reciente de Guadalajara los
artistas abordan al personaje desde el humor, la desesperanza, la tragedia y
la ironía. En la inauguración tocará la Banda del Estado. La muestra
permanecerá hasta el 31 de enero.
CRÉDITOS:
Informador Redacción / OOCH
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