EL INFORMADOR, Guadalajara,
Jalisco, México - Domingo 21 de Agosto de 2005
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LIBRO
/ CATALOGO:
José Vizcarra Batres
Jose Luis Meza
Inda
De entre las
variadas y espléndidas muestras de pintura que acordes a su condición esencial
de Museo de la Ciudad, esta institución ha promovido y puesto a la
consideración del público de esta entidad a través de su dinámica directora
doña María Inés Torres de Toscano, han destacado
aquéllas dedicadas a recordar, exaltar o dar a conocer, sobre todo a las nuevas
generaciones, obras y nombres de viejos y esclarecidos maestros dignos de
figurar en la Historia del Arte Jalisciense; de la mayoría de los cuales sin
embargo, debido seguramente a esa ya crónica y mortal escasez de presupuesto no
ha sido posible, que aparte de la exposición en sí, muy digna y plausible, haya
quedado una constancia permanente a través de bien compuestos y editados
catálogos.
Considero pues un hecho excepcional que de una de las más recientes muestras
celebradas en ese arcaico caserón de la Calle Independencia, gracias al copatrocinio del Ayuntamiento de Guadalajara, del propio
Museo de la Ciudad y del Museo Claudio Jiménez Vizcarra,
se lograra editar e imprimir, con una presentación digna e impecable, en amplio
formato y fino papel couché, por Pandora, S. A., un
libro/catálogo, como testimonio y memoria permanente de la exposición que fuese
dedicada a ese maestro de maestros que fuera don José Vizcarra Batres. (Guadalajara, Jalisco. 1874-1956)
El contenido de este volumen, además de una introducción escrita por Claudio
Jiménez Vizcarra, y de una concisa y acertada nota bio-analítica del pintor, puesta como colofón, redactada
originalmente por el fundador de este museo, don Xavier Torres Ladrón de
Guevara, ofrece en su parte medular, un sesudo y sucinto estudio de la vida y
obra de Vizcarra compuesto por ese reconocido
investigador, historiógrafo y conocedor del arte nuestro, el maestro Arturo
Camacho Becerra, quien da fe de los ires y venires del autor a lo largo de sus ocho décadas como
dibujante, pintor e instructor de pintores jaliscienses, algunos de los cuales
posteriormente, alcanzarían altas cotas de fama por su creatividad.
En ese texto el maestro Camacho ofrece, entre otras datos, noticia cierta sobre
este varón, incuestionablemente dotado con una destreza natural para el trazo,
la observación de la realidad y el sensible manejo del color, y sus brillantes
estudios de perfeccionamiento de tales dones, realizados en la Academia de San
Carlos, en la Capital de la República, bajo la dirección, entre otros, del
profesor Felipe Castro; analiza asimismo su estilo, su manejo de las figuras,
la composición, el uso de los pigmentos y la luz; lo ubica estética e
históricamente dentro de determinadas coordenadas evolutivas del la pintura
mexicana, entre el academicismo decimonónico y el modernismo de comienzos del
siglo XX; clasifica y analiza su calidad y capacidad expresivas manifestadas a
través de todos los géneros que cultivó y las técnicas que empleó para
proyectar su ingenio a través de paisajes campestres y urbanos de nuestro
entorno, interiores, naturalezas muertas y bodegones, escenas anecdóticas y
personajes costumbristas, retratos de personalidades célebres y de miembros de
connotadas familias tapatías, así como también su destreza para la realización
de imaginería religiosa y de devoción y otros asuntos alegóricos. Nombra
igualmente las exposiciones importantes en las cuales el maestro Vizcarra tomó parte, o en las que él mismo individualmente,
mostró al publico su obra, sin faltar el señalamiento de algunos
reconocimientos, galardones y preseas a las que merecidamente se hizo acreedor
a lo largo de su extendida existencia, que sin duda hubiesen sido, a mi
parecer, más abundantes y hubiese su pintura alcanzado superiores niveles, si
no se hubiese entregado con tanto desapego durante
tantos años, más a la docencia y guía de sus numerosos discípulos, que a
cultivar su propio ingenio y crear una obra más abundante acorde con su
sabiduría e impulso creativo.
Y por supuesto, la parte más visualmente atractiva de este libro se encuentra
en las reproducciones de las 43 obras que integraron esta exposición "In memoriam", que avalan todo lo escrito por el sabio
investigador, y que se lograron reunir merced a la cooperación de instituciones
publicas, civiles, eclesiásticas y sobre todo, a la generosidad de
coleccionistas particulares.
Es este pues un libro/catálogo de lograda presentación, muy completo y de
sólido contenido, que enhorabuena, revela, rescata del olvido y pone a la luz a
uno de los personajes claves dentro de la tradición y devenir del rico arte
pictórico jalisciense y tapatío de ayer y hoy. Ojalá su aparición no haya sido
la de una sola golondrina, sino el augurio de una parvada de publicaciones
semejantes.
tapatio@informador.com.mx
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