Los Ecos
de Mathias Goeritz
Exposición
por Ferruccio Asta Luis Barragán
y Mathias Goeritz, 1957 "Mathias Goeritz era un hombre
lleno de contradicciones, de dudas y de pasiones. Un hombre de una enorme
alegría, con muchos miedos y opuestos, precisamente lo indefinible... medía
casi los dos metros de alto, tenía una figura impresionante y un sentido del
humor enorme. Para la gente que lo conocimos su figura es inolvidable". Ferruccio Asta definió así al artista originario de Danzig,
Alemania, que llegó a nuestro país a finales de los años cuarenta y se quedó
a vivir en la ciudad de México hasta su muerte en 1990. El especialista del
Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de
México conoció a Goeritz siendo apenas un niño y
guarda muchos recuerdos de su relación con el pintor. "Él
huyó de la Segunda Guerra Mundial. Le tenía pánico a los uniformes
militares... a la muerte, desde luego, tenía los miedos que tenemos todos: a
la soledad, la violencia, el autoritarismo. Mucha de su obra responde a esos
temores. Cuando se vive una guerra y se ve de cerca la muerte de tanta gente,
deben moverse las fibras más íntimas y las conductas no pueden ser
iguales". De
acuerdo con el especialista, el país en donde nació Goeritz,
era entonces una nación independiente, cercana a Berlín, en lo que es
actualmente Polonia. Aunque perteneció sólo por unos años a Alemania, luego
de que fue tomada por Hitler, su cultura era
alemana. "En
esa medida, Goeritz tenía grandes culpas. Él no era
propiamente alemán, sino de Danzig, pero sentía
culpa de todo el genocidio; lo torturaba muchísimo haber pertenecido, no a
ese lugar, sino a esa cultura. Cuando la guerra se desencadenó él estaba en
Berlín, lleno de dolor y de miedo". Mathias
Goeritz llegó a nuestro país invitado por la
Universidad de Guadalajara para incorporarse a su planta docente en 1949. En
esa ciudad presentó por primera vez en México su obra pictórica y organizó
exposiciones de artistas como Manet, Cézanne, Lautrec, Renoir y Paul Klee. Asta
recordó que en 1968, durante el Movimiento Estudiantil, Goeritz
era profesor universitario y le daba pánico pensar que se desencadenara en
México una violencia como la que él ya había vivido en Europa. Entonces
realizó la obra Los muertos del 68: "es una pieza muy chiquita, la hizo
a partir de los recortes del periódico de dos muchachos muertos, pintó
directamente al óleo sobre los periódicos. Es de las pocas obras
específicamente políticas de Mathias." El
investigador puso énfasis en que el artista tenía prohibido intervenir en
asuntos de política por ser extranjero. Creía además que la salvación del
hombre se daría a través del arte, no de la política. Por ello fue también un
gran promotor cultural. Ferruccio Asta es curador de la exposición Los ecos de Mathias
Goeritz, que se presentará en el Antiguo Colegio de
San Ildefonso, a partir del miércoles 10 de diciembre. La muestra reúne más
de 400 obras del pintor, arquitecto, escultor, diseñador, urbanista,
filósofo, literato, poeta, crítico de arte y promotor cultural, y muestra sus
diferentes facetas. La
exposición es resultado de un seminario en torno a Goeritz,
realizado hace unos años en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la
Universidad Nacional Autónoma de México. No es una muestra exhaustiva, pero
ofrecerá la oportunidad de revalorar su quehacer artístico a siete años de su
muerte. Según el
curador, se trata de ver la obra no como él la veía, ni como fue hecha en su
momento, sino con una visión contemporánea: "Analizar qué es lo vigente.
Hacer una lectura acorde a nuestro tiempo y tratar de desenmarañar, de guiar
al espectador por un hilo conductor para que pueda atravesar esta enorme y
prolífica obra de Goeritz, quien incursionó en
tantos aspectos de la estética: desde la pintura hasta los timbres postales y
la arquitectura. Se metió en todos lados, en todos los campos". A decir
de Asta la obra de Mathias Goeritz
no sólo es vigente: "Está más viva hoy que cuando la estaba produciendo.
Parte de esa obra no se entendía en aquel tiempo; la sociedad en que la
produjo era mucho más autoritaria a nivel colectivo, que a nivel individual y
familiar. Los mexicanos estábamos más llenos de certezas, dogmas y
seguridades que hoy. En la
actualidad, si bien tenemos dudas, existe una gran voluntad de encontrar
soluciones originales y nuevas; México está cambiando, "y esos cambios
sociales nos acercan mucho más a la propuesta estética y ética de Goeritz, que cuando él llegó". Los
planteamientos del artista, de acuerdo con el curador, eran reflejo de sus
búsquedas constantes. Era un adelantado en su tiempo y un inconformista que
abandonaba una tendencia cuando se ponía de moda. La exposición en el Antiguo
Colegio de San Ildefonso incluirá lo mejor y más representativo de su obra. La
muestra se ha dividido en diferentes secciones, con un orden cronológico. La
introducción comprende una serie de retratos y autorretratos del artista. La
primera parte habla de la influencia expresionista de Goeritz
y la segunda da cuenta de su trabajo escultórico. En la
tercera parte se muestra su arte religioso. En la cuarta sección se expondrán
diversos proyectos y maquetas de torres, algunos realizados, otros no, entre
ellos las de Satélite y el edificio-escultura El Eco, que inauguró en 1953, en
la calle de Sullivan, como un museo experimental. En esa
sección también se reconstruye una de las primeras instalaciones realizadas
en nuestro país. Fue obra del grupo autodenominado los Hartos, en el que
participaron Goeritz, José Luis Cuevas, Jesús Reyes
Ferreira y Kati Horna,
entre otros artistas. Se expuso por un sólo día en 1961 en la Galería de
Antonio Souza y no duró más por el revuelo que provocaron las piezas de la
instalación, entre los que se encontraban una gallina viva, un huevo y fruta. La
exposición abarca también los temas arquitectura emocional y poesía concreta.
A decir del curador la mayor parte de la obra de Mathias
Goeritz fue hecha para espacios públicos y ha sido
un logro montarla en el Antiguo Colegio de San Ildefonso. La museografía
estuvo a cargo de Miguel Cervantes y Teodoro González de León. Las
piezas que integran la muestra provienen de diferentes colecciones privadas y
públicas de nuestro país, Israel, España y Estados Unidos. La exposición
estará acompañada por dos publicaciones, el catálogo y un libro que reúne los
textos del seminario organizado por el Instituto de Investigaciones Estéticas
de la UNAM. 1998.
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