Paco de la Peña es uno de los artistas
más reconocidos en Guadalajara. La primera razón tiene que ver con el
tiempo que lleva trabajando en las artes plásticas. “Comencé a los siete
años. Soy un pintor muy viejo, quizá uno de los más viejos que hay ahorita en la ciudad”. Y, a pesar del paso del tiempo,
el artista se mantiene activo: hace un par de días inauguró, en la galería Arte+Arquitectura, la exposición Bodegones+Paisajes,
donde reúne obra reciente con algunas piezas manufacturadas hace ya algunos
años.
Pero además de su trayectoria como pintor, Paco de la Peña (Guadalajara,
1951) también es reconocido como uno de los principales impulsores del
coleccionismo en la ciudad. Es una referencia obligada cuando se habla de
subastas, tanto que asegura que, en 28 años haciendo las veces de
martillero, ha desarrollado “más de 500 subastas. Se dice fácil, pero
seguro hasta es un récord Guinness haber colocado
tantas piezas en colecciones”. Pintor y martillero, De la Peña afirma disfrutar
ambas facetas porque “todo está inmerso en un proceso creativo”. Y, con la
experiencia que le otorgan los años, señala que el coleccionismo en
Guadalajara “es algo que empieza a nacer”.
¿Qué te impulsó a enfocarte en fomentar el coleccionismo de arte?
Siempre he estado preocupado, y ocupado, por la difusión y promoción de
la cultura. Fui director del Ágora del ex convento del Carmen. Era un
espacio para la difusión y promoción cultural en casi todas las
disciplinas. Una vez hubo una exposición con seis pintoras locales. Alguien
gritó: “¡Que se subasten!”, y entonces, con un martillo común y corriente,
comenzó la subasta. Y se convirtió en toda una profesión. Lo más importante
es la respuesta de la gente y la creación del coleccionismo, que no existía.
La cultura del coleccionismo es algo que se ha formado. Se dice que una
gran colección comienza con una obra de arte. Y me ha tocado propiciar ese
primer paso en muchos casos.
¿Es verdad que Guadalajara es una plaza difícil para vender?
No es cierto. Lo que pasa es que todo mundo quiere vender aquí, y es una
ciudad que no tiene capacidad para tantos artistas. Es difícil satisfacer
la oferta de tantos creadores que están produciendo. Aquí levantas una
piedra y sale un artista. ¿Quién no ha conocido un arquitecto que tenga
complejo de artista? El coleccionismo es algo que duerme en el espectador,
y se necesita un duende que lo despierte. Hay que despertar el gusto por
comprar arte.
¿Y cómo es para ti jugar ese rol de duende?
Me es muy grato acercarme a este fenómeno, porque de alguna manera me he
convertido en protagonista de esta acción. Me he dado cuenta de que el
coleccionismo es una información de carácter genético. El hombre de las
cavernas ya coleccionaba semillas o piedras preciosas. Es un factor que ya
existe en la mente del hombre.
¿Qué lugar ocupa Guadalajara en el mercado del arte?
Aunque es la segunda ciudad más importante del país, hay mercados nuevos,
como el de Monterrey, que han hecho cosas interesantes. Guadalajara está en
un letargo. Es tiempo de voltear a ver el arte contemporáneo y ver a otras
ciudades que nos han rebasado. Guadalajara no ocupa los primeros lugares,
todavía le falta.
¿Cuáles son los motivos de un coleccionista para comprar una pieza?
Lo que más atrae en un coleccionista es el gusto por la pieza. Pero hay que
despertar ese gusto. La estética del arte es parte de ese alimento que
necesita el alma. Necesitamos llevar ese bolo alimenticio a hijos,
hermanos, incluso a nuestros padres, porque quizá ellos acercaron la
comida, pero no el alimento del espíritu.
¿Qué haría falta hacer para fomentar más el coleccionismo de arte?
Hay que plantear nuevas estrategias de promoción. Y esas estrategias tienen
que sumar a los medios. Esta ciudad tiene que voltear y regresar a las
artes, porque en Jalisco tenemos grandes creadores. El nuevo planteamiento,
sumando a los medios de información gráficos y audiovisuales, ayudaría a
llevar al coleccionista la información para que se motive. Mucha gente no
tiene idea cuánto cuesta un cuadro. Así como un arquitecto o un abogado
cobra por sus honorarios, los artistas no cobran más de lo que puede cubrir
un profesionista para adquirir una obra.
Aseguras que en Guadalajara el coleccionismo está naciendo...
Y, como toda criatura que nace, siempre trae una torta bajo el brazo. Quizá
esa torta sea la respuesta del coleccionismo, que va a tener esa torta y la
va a degustar, porque el arte tiene muchas sorpresas. Entre ellas, pasarla
bien, vivir bien e integrarse a la fiesta de los creativos que hacemos arte. |