La
obra El árbol de la vida o de la ciencia es la primera de lo que se
convirtió en todo un movimiento artístico en México; es también el primer
mural realizado en 1921 por Roberto Montenegro a instancias de José Vasconcelos. Y aunque está en exhibición para el público,
es poco conocido y visitado.
Otro mural es Fiesta de la Santa Cruz, cuya primera versión contaba
con la imagen del propio Vasconcelos y que cuatro
años después fue sustituida por una mujer, aunque no en su totalidad, pues la
figura femenina sostiene un estandarte de la UNAM, con lo que fue la mano
derecha del entonces secretario de Educación Pública. Igualmente se encuentra
Resurrección, las tres obras cuentan, en mayor o menor medida, con
símbolos de la masonería, asociación filosófica a la que pertenecía Vasconcelos.
Con anécdotas como ésas se teje el documental Los murales perdidos de
Roberto Montenegro transmitido por el canal Cultural de los
Universitarios (Canal 255 de Sky, Canal 144 de
Cablevisión Digital, y en más de 450 sistemas de televisión por cable del
país).
De acuerdo con Jorge Prior, su realizador, este trabajo fílmico fue incitado
por dos razones: la primera es que la obra de Roberto Montenegro ha sido poco
estudiada; la segunda, que los tres murales analizados son de difícil acceso:
parecen haber sido devorados por el Centro Histórico y sus ejércitos de
vendedores ambulantes.
“Necesita uno armarse de mucho valor y no sé qué más para sortear a los
vendedores y luego, para dos de ellos (de los murales), pedir permiso a ver
si se lo dan para poder verlos”, dice Jorge Prior, quien con investigación de
Esperanza Balderas realizó este documental para Tv UNAM.
En poco menos de 30 minutos, Prior relata la historia y describe el contenido
de los tres murales de Montenegro que se encuentran en lo que fue El Colegio
Máximo de San Pedro y San Pablo, donde actualmente está el Museo de la Luz de
la UNAM.
Bocetos, anécdotas, descripción, personajes, simbolismos y técnicas conforman
la manera en que Prior y Balderas desmenuzan el
trabajo de Montenegro, que pocos mexicanos conocen, ante lo cual el filme
termina sentenciando: “Sólo la memoria deslumbrada del espectador puede sacar
del olvido a estas pinturas perdidas”.
Las tres obras del documental se encuentran en San Ildefonso 60, lo que
otrora fue el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, recinto que en sí
mismo cuenta con una historia qué relatar. Construido por la Compañía de
Jesús entre 1576 y 1603, funcionó como templo durante 164 años, hasta que los
jesuitas fueron expulsados de nuestro país por conflictos políticos y
religiosos en 1767.
El 24 de febrero de1822, en este sitio se instaló el Congreso Constituyente,
ante el cual meses más tarde prestó juramento Iturbide.
Fue aquí donde nació nuestra primera Constitución, la de 1824, que dio origen
a la república representativa popular y federal en la que vivimos.
Cuando el Congreso se trasladó al Palacio Nacional, el edificio cumplió otras
funciones: fue biblioteca, colegio militar, cuartel, almacén de forraje, café
cantante y escuela correccional.
El documental fue presentado la noche del jueves pasado en la Casa
Universitaria del Libro, con las participaciones de Ernesto Velázquez, director de Tv UNAM,
Jorge Prior, Esperanza Balderas y la ausencia de la
crítica de arte Teresa del Conde. |