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Obra
expuesta de
EL
INFORMADOR.- nov. 7, 2009.-Muestra Colectiva y Salón de Octubre
* Por: José Luis Meza Inda PINTORES DIFUNTOS GUADALAJARA,JALISCO.-
Los salones principales de la planta baja del
Exconvento del Carmen han sido dedicados este mes, tan merecida cuan
oportunamente, a la exposición de obras que, en sucesión cronológica secular,
ilustran lapsos históricos trascendentes de la pintura moderna y
contemporánea jalisciense, las cuales fueron firmadas por maestros y maestras
que nos han precediendo, en fechas remotas o recientes, en el camino hacia la
eternidad, donde espero, hayan
encontrado la luz perpetua y el descanso eterno. Estas
obras, todas ellas figurativas, cual corresponde a la tendencia dominante en
estos ámbitos, forman parte del acerbo pictórico de un afortunado coleccionista particular local,
quien generosamente las facilitó para esta exhibición curada por Paco Barreda, integrando así,
como digo, un espléndido atisbo retrospectivo de nuestra pintura y una
aleccionadora muestra de la capacidad, intensidad, sensibilidad y idoneidad
para el manejo del trazo y del color que manifestaran sus autores; varios de
ellos, reconocidos a nivel nacional e internacional, como Chucho Reyes, Orozco Romero, Raúl Anguiano,
González Serrano, María Izquierdo, Guerrero Galván, González Camarena; y
otros, que habiendo permaneciendo
fieles a esta provincia amada, ejercieron
aquí un notable influjo en la evolución pictórica y fueron piedras
angulares para afincar nuevas generaciones de aprendices de artistas. Entre
ellos: “Ixca” Farías, Servín, Serna Maytorena, Vizcarra, Atanasio Monroy, Tom
Coffeen, María Luisa González Aréchiga, et al, hasta completar casi una
treintena. Se trata pues, en suma, de una valiosa y evocadora colección. SALÓN DE OCTUBRE A excepción
de unas pocas pero atrayentes manifestaciones pictóricas de expresionismo
abstracto, juegos geométricos y líricas manifestaciones del informalismo,
como las de Javier Malo, Alma Almeida, Pablo Enrique Medina, Juan Pedro
Herrada y otros de semejante andadura, todo el espacio de las salas superiores
de este mismo recinto exconventual fue colmado por cultivadores de la pintura
neofigurativa en distintas desinencias: hiperrealismo, surrealismo,
simbolismo, expresionismo, etcétera, quienes
fueron seleccionados por su calidad, para mostrarse ante el público,
de entre los trescientos y tantos pintores y dibujantes que acudieron como
abejas a un panal de rica miel, con la esperanza de alzarse con los cuarenta
mil pesos correspondientes al premio del Tradicional Salón de Octubre del
presente año. Como
acontece anualmente, este Certamen vuelve a dar fe de que la pintura, a pesar
de haber sido declarada una y mil veces muerta, podrida y enterrada por sus
detractores, continúa tan viva y actual como siempre, y no sólo eso, sino que
se multiplica y deja danzando en el aire a los que intentan banalizar o
neutralizar los conceptos del arte y la belleza mediante babeantes
intrascendencias seudo vanguardistas. Ahora bien,
la premiación casi siempre suele caer en el fangoso terreno de lo discutible,
tanto desde la perspectiva de los participantes como del público observador. Los HH.
Miembros del Jurado, al aplicar la liberad de su sabio criterio, suelen a su
vez ser juzgados de parciales o contradictorios; y en esta ocasión, su fallo
no estuvo exento de ello al ponerse unánimemente a favor de una ampliación
fotográfica coloreada, original de Diana Salazar, a la que razonadamente
juzgaron como un trabajo “muy interesante”; complejo y profundo
discernimiento estético que seguramente debió dificultar mucho su labor
selectiva, pues ese mismo parámetro tuvieron que aplicar no sólo para
otorgar accésit honorífico a las
pinturas de Carlos Cortés, Daniel
Rocha y Alberto Guerrero, así como al dibujo de Úrsula Claire; sino también,
a otras obras igual o más “interesantes”, como las de Enrique Loza, Arturo
Muñoz, Miguel Ángel Vega, Héctor Galeano, Liliana Rizo y diez más. Sin
embargo, nadie debe perder de vista que para ser absolutamente justo, se
requeriría no ser humano. |