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       Ana Delia Sarrazín
      | OC
        | Breve revisión de lapintura Popular en Jalisco
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 Con «La pintura popular en
      Jalisco, inspiración y trascendencia» ingresó Guillermo Ramírez Godoy al
      Seminario de Cultura Mexicana, Corresponsalía Guadalajara que preside el
      licenciado Ignacio Bonilla Arroyo, cuya ponencia enriqueció, don Luis
      Sandoval Godoy.
 El ponente habló de un tema amplio, la Pintura Popular en Jalisco que
      sigue los derroteros de orden artístico, sociocultural y antropológico
      que no fue posible tratar a profundidad, pero sí una revisión de sus
      etapas, su historia y principios que sustentan sus valores y
      trascendencia.
 La pintura como parte de las Bellas Artes, es una expresión contemplativa
      en su esencia, está vinculada a las Artes Populares, con raíces en la
      población urbana, pueblerina o rural, que se ejerce de manera empírica.
 El conferencista aclaró las diferencias entre Pintura Académica, Popular
      y Artesanal. La primera se imparte a personas con mayores o menores
      aptitudes se forman en escuelas y academias.
 Pero no todos los que egresan son artistas, ya que aptitud, sensibilidad
      e intuición son dones innatos que pocos poseen y desarrollan con
      aprendizaje, experiencia y perseverancia. Su mayoría cultiva alguno de
      los lenguajes de vanguardia y tienen conocimiento del contexto socio
      cultural histórico al que pertenecen.
 Esto nos lleva a que la Pintura Popular, es producida por personas
      dotadas con aptitudes e intención creativa innata, que emerge en pueblos
      y ciudades y que se desarrollan con años de práctica. Así han surgido
      artistas con identidad propia en retrato, paisaje y escenas
      costumbristas, obras con valores que les permitieron trascender. La otra
      tendencia son los Pintores Artesanales que asimilan las técnicas y
      modelos estéticos en su medio social. Es decir, la tradición familiar y
      folclórica que se transmite por generaciones. Son decoradores de cerámica
      y pinturas repetidas en serie con base en un modelo, con cualidades
      estéticas, pero sin valores artísticos.
 La Pintura Popular ha sido cultivada durante siglos por aficionados y
      profesionales de varios estratos sociales. En México su historia se
      remonta a la época prehispánica, que inicia con los Tlahcuilos
      (pintores en náhuatl) con este oficio de calidad  parecidas a las de la Colonia y
      en Academias Decimonónicas.
 Aunque no conocían los principios de la perspectiva y sus expresiones
      eran rudimentarias, algunos poseían intuición y sentido estético para
      equilibrar tonalidades.
 En el virreinato éstos trabajaban en forma clandestina y no firmaban sus
      cuadros por las Ordenanzas para Pintores de 1557, reformadas en 1686 que
      exigía creadores con formación.
 De no ser así la sanción consistía en la confiscación de sus obras si
      ejercían sin aprobación.
 Sin embargo, de los maestros que florecieron durante los 300 años del
      virreinato existe un nómina de más de 600 pintores
      recopilada por M. Toussaint y Abelardo
      Carrillo, recopiladas mediante la identificación de las firmas contenidas
      en miles de cuadros coloniales.
 Arte Popular en el siglo XIX. En esta centuria surgieron dos importantes
      tipos de Pintura Popular los primeros Independientes y los segundos de
      exvotos. Los primeros ejercieron al margen de la academia sin temor a las
      sanciones puesto que ya no tenían vigencia las
      Ordenanzas Coloniales.
 Entre los retratistas populares de la región sobresalieron José María Estrada. Fue platero y pintor aficionado, retrató
      sacerdotes, niños niñas y personajes de la clase media y alta de
      Guadalajara. Y el coculense del siglo XIX Abundio Rincón quien
      empleaba patrones similares, pero con más variaciones en la composición.
 La segunda vertiente de la Pintura Popular del siglo XIX es la de Ex
      votos, que son ofrendas o regalos de diversa índole que los fieles
      entregaban a una divinidad en virtud de una promesa o manda, para
      agradecer un favor espiritual o material recibido.
 Es una costumbre piadosa de tradición milenario se desarrolló en todo el
      mundo, pero diferenciada, incluso existió en las culturas prehispánicas.
      Los indígenas lo hacían al igual que los europeos religiosos, en lo
      referente al sentimiento místico y propósitos de gratitud a una deidad.
 Los ex votos que surgieron a mediados del siglo XVI cuando se inició su
      práctica en la Nueva España y que pintaban sobre madera y lámina de cobre
      y zinc los «retableros» que hicieron de este oficio su modus vivendi y pocos los
      firmaban porque se consideraban artesanos sin mérito. Y el más conocido
      en Jalisco fue, Jerónimo de León. Para terminar con la Pintura Popular
      del siglo XX que incluye el arte ingenuo o naif
      con Henri Rousseau como su mayor exponente
      europeo y Manuel Lepe en Puerto Vallarta; en Guadalajara citó a los
      principales creadores el arte popular: Francisco Ochoa, Rafael Sáenz Félix y Aurelio
      Ruiz.
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